Novelita Laliter

Novelita Laliter
Leean y Comenten :)

sábado, 21 de septiembre de 2013

Capítulo 38: "Enamorado de ti"


Novela: "Maravilloso Desastre"
Capítulo 38: "Enamorado de ti"
—He venido todo el camino hasta aquí en la moto practicando mentalmente lo que iba a decirte, así que escúchame —dijo él.
—Peter…
—Sé que lo nuestro está jodido, ¿vale? Yo soy impulsivo, tengo mal carácter y tú me calas más hondo que cualquiera. Actúas como si me odiaras y al minuto siguiente me necesitaras. Nunca hago nada bien, y no te merezco…, pero estoy jodidamente enamorado de ti, Lali. Te quiero más de lo que he querido a nadie o a nada jamás. Cuando estoy contigo no necesito beber, ni dinero, ni pelear, ni los líos de una noche…, solo te necesito a ti. No pienso en nada más. No sueño con nada más. Eres todo lo que quiero.
Mi plan de fingir desinterés era un fracaso épico. No podía seguir aparentando que no me importaba nada después de que pusiera todas sus cartas sobre la mesa. Cuando nos conocimos, algo en el interior de ambos cambió y, fuera lo que fuera, hacía que nos necesitáramos el uno al otro. Por razones que desconocía, yo era su excepción, y, por mucho que hubiera intentado luchar contra mis sentimientos, él era la mía.
Meneó la cabeza, me cogió la cara por ambos lados y me miró a los ojos.
—¿Te has acostado con él?
Se me inundaron los ojos de lágrimas calientes y sacudí la cabeza para decir que no. Pegó sus labios contra los míos y su lengua entró en mi boca sin vacilación. Incapaz de controlarme, lo agarré por la camiseta y lo atraje hacia mí. Hizo un ruido con su voz alucinante y profunda, y me agarró con tanta fuerza que me costaba respirar.
Se apartó, sin aliento.
—Llama a Gastón. Dile que no quieres verlo más. Dile que estás conmigo.
Cerré los ojos.
—No puedo estar contigo, Peter.
—¿Por qué demonios no? —dijo, soltándome.
Sacudí la cabeza, temerosa de su reacción a la verdad.
Soltó una carcajada.
—Increíble. La única chica de la que me enamoro no quiere estar conmigo.
Tragué saliva, consciente de que tendría que acercarme a la verdad más de lo que lo había hecho en meses.
—Cuando Cande y yo nos mudamos aquí, teníamos el propósito de hacer ciertos cambios en mi vida. O más bien de no seguir con ciertos hábitos. Las peleas, las apuestas, la bebida son las cosas que dejé atrás. Cuando estoy contigo, todo se me viene encima en un irresistible conjunto cubierto de tatuajes. No me mudé a cientos de kilómetros para volver a caer en lo mismo.
Me levantó la barbilla para que lo mirara.
—Sé que mereces a alguien mejor que yo. ¿Te crees que no lo sé? Pero si hay una mujer hecha para mí, eres tú… Haré lo que sea necesario, Paloma. ¿Me oyes? Estoy dispuesto a todo.
Me solté, avergonzada por no poder decirle la verdad. Era yo la que no estaba a la altura. Sería yo la que acabaría arruinándolo todo; incluido a él. Acabaría odiándome algún día y no podría soportar ver su mirada cuando llegara ese momento.
Con la mano, mantenía la puerta cerrada.
—Dejaré de pelear en cuanto me gradúe. No volveré a beber ni una sola gota. Te daré el final feliz,
Paloma. Solo necesito que creas en mí. Puedo hacerlo.
—No quiero que cambies.
—Entonces dime qué tengo que hacer. Dímelo y lo haré —me rogó.
Cualquier idea de estar con Gastón se había esfumado hacía tiempo, y sabía que se debía a mis sentimientos hacia Peter. Pensé en los diferentes giros que mi vida podía dar a partir de ese momento: confiar en Peter dando un salto de fe y arriesgarme a caminar por arenas movedizas, o apartarlo de mi vida y saber exactamente dónde acabaría, lo que incluía una vida sin él. Ambas decisiones me aterraban.
—¿Me dejas tu móvil? —le pregunté.
Peter frunció el entrecejo, confuso.
—Claro —dijo, antes de sacárselo del bolsillo y dármelo.
Marqué y cerré los ojos mientras oía los tonos de llamada.
—¿Peter? ¿Qué demonios haces? ¿Tienes idea de qué hora es? —respondió Gastón. Su voz sonaba profunda y áspera, e inmediatamente sentí el corazón desbocado en mi pecho. No se me había ocurrido que supiera que le había llamado desde el móvil de Peter.
No sé cómo conseguí que mis palabras salieran de entre mis labios temblorosos.
—Siento llamarte tan tarde, pero esto no podía esperar… No puedo cenar contigo el miércoles.
—Son casi las cuatro de la mañana, Lali. ¿Qué pasa?
—En realidad, no puedo salir más contigo.
—La…
—Estoy… bastante segura de estar enamorada de Peter—dije, preparándome para su reacción.
Después de un momento de silencio, me colgó.
Seguía con la mirada clavada en el suelo, le pasé el teléfono a Peter y, entonces, con dificultad levanté la mirada para comprobar la expresión de su cara: era una combinación de confusión, sorpresa y adoración.
—Me ha colgado —dije torciendo el gesto.
Escrutó mi cara con una mirada de esperanza y cautela.
—¿Estás enamorada de mí?
—Son los tatuajes —dije encogiéndome de hombros.
Sonrió de oreja a oreja y se le marcaron los hoyuelos de las mejillas.
—Ven a casa conmigo —dijo él, envolviéndome en sus brazos.
Enarqué las cejas.
—¿Has dicho todo eso para llevarme a la cama? Debí de dejarte muy impresionado.
—Ahora solo puedo pensar en estrecharte entre mis brazos durante toda la noche.
—Vámonos —dije.
A pesar de la velocidad excesiva y los atajos, el camino hasta el apartamento parecía no acabarse nunca. Cuando por fin llegamos, Peter me subió en brazos por las escaleras. Mientras él luchaba por abrir la puerta, me reí contra sus labios. Cuando me dejó en el suelo y cerró la puerta detrás de nosotros, soltó un largo suspiro de alivio.
—No sentía que este sitio fuera mi casa desde que te fuiste —dijo, antes de besarme en los labios.
Toto vino corriendo por el pasillo y movió la colita, mientras saltaba sobre mis piernas. Lo acaricié y lo levanté del suelo.
La cama de Agus crujió, y sus pies retumbaron en el suelo. La puerta se abrió de golpe, y entrecerró los ojos por la luz.
—¡Joder, Peter, no voy a consentirte esta mierda! Estás enamorado de La… —Cuando pudo enfocar la mirada, se dio cuenta de su error— … li. Hola, Lali.
—Hola, Agus —dije, mientras dejaba a Toto en el suelo.
Peter tiró de mí, dejando atrás a su primo, que seguía estupefacto, y cerró la puerta detrás de nosotros de una patada, atrayéndome a sus brazos y besándome sin pensárselo dos veces, como si lo hubiéramos hecho un millón de veces antes. Le quité la camiseta por encima de la cabeza, y él me bajó la chaqueta por los hombros. Dejé de besarlo el tiempo suficiente para quitarme el jersey y el top, y después me lancé de nuevo a sus brazos. Nos desvestimos el uno al otro, y a los pocos segundos me tumbó sobre el colchón. Alargué el brazo por encima de la cabeza para abrir el cajón y metí la mano dentro, buscando cualquier cosa que crujiera.
—Mierda —dijo él, jadeando y frustrado—. Me deshice de ellos.
—¿Qué? ¿De todos?
—Pensaba que no ibas a…, si no iba a estar contigo, no los necesitaba.
—¡Estás de broma! —dije, dejando caer la cabeza hacia atrás contra el cabecero.
Apoyó la frente en mi pecho.
—Considérate lo contrario a una conclusión previsible.
Sonreí y lo besé.
—¿Nunca has estado con nadie sin uno?
Negó con la cabeza.
—Nunca.
Miré a mi alrededor un momento, perdida en mis pensamientos. Mi expresión le hizo reír.
—¿Qué haces?
—Sssh, estoy contando.
Peter me miró un momento y entonces se inclinó para besarme el cuello.
—No puedo concentrarme si haces eso…—dije con un suspiro—. Veinticinco y dos días…  —concluí respirando.
Peter se rio.
—¿De qué demonios estás hablando?
—Estamos seguros —dije, deslizándome para estar directamente debajo de él.
Apretó mi pecho contra el suyo y me besó con ternura.
—¿Estás segura?
Deslicé las manos desde sus hombros hasta su culo y lo empujé contra mí. Él cerró los ojos y soltó un largo y profundo gemido.
—Oh, Dios mío, Lali —suspiró él. Volvió a penetrarme y otro jadeo salió de su garganta—. Joder, es una sensación alucinante.
—¿Tan diferente es?
Me miró a los ojos.
—Es diferente contigo en todo caso, pero… —Respiró hondo durante un momento y volvió a tensarse, cerrando los ojos durante un momento—. Nunca volveré a ser el mismo después de esto.
Sus labios buscaron cada centímetro de mi cuello y, cuando encontró su camino a mi boca, hundí las yemas de los dedos en los músculos de sus hombros, perdiéndome en la intensidad del beso.
Peter me llevó las manos sobre la cabeza y entrelazó sus dedos con los míos, apretándome las manos cada vez que empujaba. Sus movimientos se hicieron un poco más bruscos, y clavé las uñas en sus manos cuando mis entrañas se tensaron con una fuerza increíble.
Grité, mordiéndome el labio y cerrando con fuerza los ojos.
—Lali —susurró él. En su voz se notaba el conflicto—. Tengo… Tengo que…
—No pares —supliqué.
Me penetró de nuevo, y gimió tan fuerte que le tapé la boca. Después de unas cuantas respiraciones agitadas, me miró a los ojos y me besó una y otra vez. Me cogió la cara con ambas manos y me besó otra vez, más lentamente, con más ternura. Acarició mis labios con los suyos, y después las mejillas, la frente, la nariz y, entonces, finalmente, volvió a mis labios.
Sonreí y suspiré. El cansancio podía conmigo. Peter me acercó a él y tiró de las sábanas para taparnos. Apoyé la mejilla en su pecho y él me besó en la frente una vez más, entrelazando los dedos detrás de mí.
—No te vayas esta vez, ¿vale? Quiero despertarme exactamente así por la mañana.
Lo besé en el pecho, presa de la culpa porque tuviera que pedírmelo.
—No me iré a ninguna parte.

Continuará...
_______________________
Espero que les guste. Dejen sus lindos comentarios :)
Mi Twitter es: @Casijuegosca sigo a todos los que me siguen
Me llamo Cielo, si quieren llámenme por mi nombre besos a todos !

Chicas maratón 1/5 +10 cometarios y subo mas

14 comentarios:

  1. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

    ResponderBorrar
  2. Por fin se decidio lali espero que dure!! Más!!

    ResponderBorrar
  3. Amigaaaaaa por fin!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Estoy feliz jajajajaja que lindos, me encanta!!! Maríaaaa

    ResponderBorrar

¿Te gusto? Entonces, comenta pero con respeto!