Novelita Laliter

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lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 1: "Bandera Roja"


Novela: "Maravilloso Desastre"
Capítulo 1: "Bandera Roja"
Todo en la sala proclamaba a gritos que yo no pintaba nada allí. Las escaleras se caían a pedazos; los ruidosos  asistentes  estaban  muy  juntos,  codo  con  codo,  en  un  ambiente  que  era  una  mezcla  de  sudor, sangre y moho. Sus voces se confundían mientras gritaban números y nombres una y otra vez, y movían los brazos en el aire, intercambiando dinero y gestos para comunicarse en medio del estruendo. Me abrí paso entre la multitud, siguiendo de cerca a mi mejor amiga.
—¡Guarda el dinero en la cartera, Lali! —me dijo Cande.
Su radiante sonrisa relucía incluso en la tenue luz.
—¡Quédate cerca! ¡Esto se pondrá peor cuando empiece todo! —gritó Agustín a través del ruido.
Cande le agarró la mano y luego la mía mientras Agus nos guiaba entre ese mar de gente.
El repentino balido de un megáfono cortó el aire cargado de humo. El ruido me sobresaltó y me hizo dar un respingo, buscar de dónde procedía ese toque. Había un hombre sentado en una silla de madera, con un fajo de dinero en una mano y el megáfono en la otra. Se llevó el plástico a los labios.
—¡Bienvenidos  al  baño  de  sangre!  Amigos  míos,  si  andabais  buscando  un  curso  básico  deeconomía…, ¡os habéis equivocado de sitio! Pero, si buscabais el Círculo, ¡estáis en la meca! Me llamo Adam. Yo pongo las reglas y yo doy el alto. Las apuestas se acaban cuando los rivales saltan al ruedo. Nada  de  tocar  a  los  luchadores,  nada  de  ayudas,  no  vale  cambiar  de  apuesta,  ni  invadir  el  ring.  Si  la cagáis y no seguís las reglas, ¡os vais derechitos a la puta calle sin dinero! ¡Eso también va por vosotras, jovencitas! Así que, chicos, ¡no uséis a vuestras zorritas para hacer trampas!
Agus sacudió la cabeza.
—¡Por Dios, Adam! —gritó en medio del estruendo al maestro de ceremonias, en claro desacuerdo con las palabras que había utilizado aquel.
El corazón me palpitaba en el pecho. Con una rebeca de cachemira color rosa y unos pendientes de perlas, me sentía como una maestra repipi en las playas de Normandía. Le prometí a Cande que podía enfrentarme  a  todo  lo  que  se  nos  viniera  encima,  pero  en  plena  zona  de  impacto  sentí  la  necesidad  de agarrarme a su flacucho brazo con las dos manos. Ella no me pondría en peligro, pero el hecho de estar en  un  sótano  con  unos  cincuenta  tíos  universitarios  y  borrachos,  decididos  a  derramar  sangre  y  ganar pasta, no me hacía confiar mucho en nuestras posibilidades de salir incólumes.
Desde  que Cande había  conocido  a  Agus en  la  sesión  de  orientación  del  primer  curso,  solía acompañarlo  a  las  peleas  clandestinas  que  tenían  lugar  en  los  diversos  sótanos  de  la  Universidad  de Eastern. Cada evento se llevaba a cabo en un lugar diferente y se mantenía en secreto hasta una hora antes de la pelea.
Como me movía en un entorno bastante más tranquilo, me sorprendió saber de un mundo clandestino en  Eastern;  pero  Agus  lo  conocía  incluso  antes  de  haberse  matriculado.

Peter,  compañero  de habitación y primo de Agus, participó en su primera pelea hacía siete meses. Se decía que él, ya como estudiante de primer año, había sido el rival más letal que Adam había visto en los tres años desde que había creado el Círculo. Al empezar el segundo curso,  Peter era invencible, de modo que las ganancias le permitían pagar sin problemas con su primo el alquiler y las facturas.
Adam  se  llevó  nuevamente  el  megáfono  a  los  labios;  el  ajetreo  y  los  gritos  aumentaron  a  un  ritmo febril.
—¡Esta  noche  tenemos  a  un  nuevo  adversario!  El  luchador  y  estrella  del  equipo  universitario  de Eastern, ¡Maximiliano Recca!
Las ovaciones continuaron y la multitud se separó como el mar Rojo cuando Maxi entró en la sala.
Se  formó  un  espacio  circular;  la  turba  silbó,  abucheó  y  se  burló  del  rival.  Él  daba  brincos,  sacudía  el cuello de un lado a otro; tenía el rostro serio y concentrado. La multitud se calmó con un sordo rugido, y luego me llevé las manos a los oídos cuando la música retumbó por los grandes altavoces al otro extremo de la sala.
—¡Nuestro siguiente adversario no necesita presentación, pero, como me da un miedo que te cagas, ahí  va  de  todos  modos!  ¡Temblad,  chicos,  y  quitaos  las  bragas,  señoritas!  Con  todos  vosotros:  ¡Peter Perro Loco Lanzani!
El volumen se disparó cuando Peter apareció por una puerta al otro lado de la sala. Hizo su entrada con el pecho desnudo, tranquilo y espontáneo. Caminó sin prisas hacia el centro del perímetro, como si llegara  al  trabajo  un  día  cualquiera.  Sus  músculos  fibrosos  se  estiraron  bajo  la  piel  tatuada  mientras chocaba los puños contra los nudillos de Maxi. Peter se inclinó hacia Maxi y le susurró algo al oído; el  luchador  mantuvo  con  gran  dificultad  su  expresión  severa. Ambos  contendientes  estaban  de  pie  uno frente  al  otro,  mirándose  directamente  a  los  ojos.  Maxi  tenía  una  mirada  asesina;  Peter  parecía ligeramente divertido.
Los dos hombres retrocedieron un poco; Adam hizo sonar la sirena del megáfono. Maxi adoptó una postura defensiva y Peter lo atacó. Al perder la línea de visión, me puse de puntillas, balanceándome de un lado a otro para observar mejor. Subía poco a poco, deslizándome entre la turba que gritaba. Recibí codazos en los costados y golpes de hombros que chocaban contra mí, y me hacían rebotar de aquí para allá como una bola de pinball. Empezaba a ver las cabezas de Maxi y Peter, así que seguí abriéndome paso hacia delante.
Cuando por fin alcancé la primera fila, Maxi cogió a Peter con sus fuertes brazos e intentó tirarlo al suelo. Cuando Maxi se inclinó hacia atrás con el movimiento, Peter estrelló la rodilla contra la cara de  su  rival.  Sin  darle  tiempo  a  recuperarse  del  golpe,  Peter lo  atacó;  sus  puños  alcanzaron  la  cara ensangrentada de Maxi una y otra vez. Cinco dedos se hundieron en mi brazo y me eché hacia atrás.
—¿Qué demonios estás haciendo, Lali? —preguntó Agus.
—¡No veo nada desde ahí atrás! —grité.
Me volví justo a tiempo para ver a Maxi lanzar un puñetazo. Peter se giró y por un momento pensé que solo había evitado el golpe, pero dio una vuelta completa, hasta clavar el codo derecho en el centro de la nariz de Maxi. La sangre me roció la cara y salpicó la parte superior de mi chaqueta. Maxi cayó al suelo de cemento con un ruido sordo y en un instante la sala se quedó en completo silencio.
Adam lanzó un pañuelo de tela escarlata sobre el cuerpo sin fuerzas de Maxi y la multitud estalló. El dinero cambió de manos una vez más y las expresiones se dividieron entre la suficiencia y la frustración. El vaivén de la gente me zarandeaba. Cande me llamó desde algún punto de la parte de atrás, pero yo estaba hipnotizada por el rastro de color rojo que iba del pecho a la cintura. Unas botas negras y pesadas se  pararon  frente  a  mí,  desviando  mi  atención  hacia  el  suelo.  Mis  ojos  volaron  hacia  arriba:  tejanos manchados de sangre, unos abdominales bien cincelados, un torso desnudo, tatuado, empapado de sudor y, finalmente, unos cálidos ojos azules. Alguien me empujó por detrás y Peter me tomó por el brazo antes de que cayera hacia delante.
—¡Eh! ¡Alejaos de ella! —exclamó Peter, con el ceño fruncido mientras apartaba a cualquiera que se me acercase.
Su expresión seria se fundió en una sonrisa al ver mi ropa y luego me secó la cara con una toalla.
—Lo siento, Paloma.
Adam le dio a Peter unas palmaditas en la cabeza.
—¡Vamos, Perro Loco! ¡Tu pasta te espera!
Sus ojos no se apartaron de los míos.
—Vaya, qué lástima lo de la chaqueta. Te queda bien.
Acto seguido, fue engullido por sus fans y desapareció tal y como había llegado.
—¿En qué pensabas, idiota? —gritó Cande, tirándome del brazo.
—He venido aquí para ver una pelea, ¿no? —sonreí.
—Lali, ni siquiera deberías estar aquí —me regañó Agus.
—Cande tampoco —le contesté.
—¡Ella no intenta meterse en el ring! —dijo frunciendo el ceño—. Vámonos.
Cande me sonrió y me limpió la cara.
—Eres un grano en el culo, Lali. Dios, ¡cómo te quiero!
Me rodeó el cuello con el brazo y nos abrimos paso en dirección a las escaleras y hacia la noche.
Cande  me  acompañó  hasta  mi  cuarto  y  luego  se  burló  de  Euge,  mi  compañera  de  habitación. Enseguida me quité la rebeca ensangrentada y la arrojé al cesto de ropa sucia.
—Qué asco. ¿Dónde has estado? —preguntó Euge desde su cama.
Miré a Cande, quien se encogió de hombros.
—Ha  sangrado  por  la  nariz.  ¿Nunca  has  visto  uno  de  los  famosos  sangrados  de  nariz  de Lali?  —Euge se puso las gafas y negó con la cabeza—. Seguro que lo harás.
Me guiñó un ojo y luego cerró la puerta tras ella.
Menos de un minuto después, sonó mi móvil. Como de costumbre, Cande me enviaba un SMS a los pocos segundos de habernos despedido.

m kedo cn Agus, t veo mñn reina dl ring
Le eché una ojeada a Euge, quien me miraba como si mi nariz fuera a chorrear de un momento a otro.
—Era broma —le dije.
Euge asintió con indiferencia y luego bajó la mirada hacia los libros desordenados sobre su colcha.
—Creo que voy a darme una ducha —dije mientras cogía una toalla y mi neceser.
—Avisaré a los medios de comunicación —ironizó Euge, sin levantar la cabeza.

Continuará...

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23 comentarios:

  1. Muy buena historia me he enganchado desde la primera frase que bueno

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  2. Genial e interesante.K decidida k es Lali.Ya conectaron mirandose a los ojos

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  3. ame ese libro va a estar genial la adaptacion!

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  4. Holaa! Me encanto como empezo soy nueva y me llamo anto jajaj espero qe sigas escribiendo xq me gusto mucho. Besos

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  5. Muy buena, como siempre:) soy Maria la de novesdepeterylali.blogspot.com, sigue subiendo me gusto mucho el primer cap!! Besos linda

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  6. Por cierto, pasate y decime que te parece novesdepeterylali.blogspot.com me gustaría tu opinión, te comenté arriba :))))

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  7. Holaa amiga me encanto el primer capítulo avisame en face cuando subas otro besos

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  8. Hola! quiero mas novela!

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  9. espero el segundo capitulo

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  10. cuando subas el proximo avisame soy: http://amorencopos.blogspot.com.ar/

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  11. de paso gracias por recomendarme sigo siendo yo jajaja http://amorencopos.blogspot.com.ar/ beso

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  12. Holis holis! ¿todo bien? con semejante novelon supongo que si :) es hermosa la novela la leere siempre siempre besituus

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  13. avisame cuando subas el segundo capítulo graciaas! :)

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  14. jajajaja te dije que me avisaras jajaja soy Nati jajajajaj

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  15. No sabes si se puede descargar o algo asi o es de leerla no mas aquí esta muy padre la verdad aunque para mi ellos hubieran sido la pareja perfecta en la realidad pero pues no se dio y si hay la forma de imprimirlo o de descargarlo me lo puedes decir pliss

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