Novelita Laliter

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martes, 27 de agosto de 2013

Capítulo 16: "Deber de cumplir"



Novela: "Maravilloso Desastre"
Capítulo 16: "Deber de cumplir"
Peter alcanzó a Brady en la nariz. El ruido del sótano era ensordecedor. Peter encajó un gancho de izquierda en la mandíbula de Brady, y no pude evitar llevarme las manos a la boca cuando Brady intentó lanzar unos cuantos puñetazos más, que acabaron todos en el aire. Brady cayó contra su séquito después de  que  Peter  le  diera  un  codazo  en  la  cara.  Justo  cuando  creía  que  todo  había  casi  acabado,  Brady volvió a atacar. Golpe tras golpe, Brady no parecía aguantar el ritmo. Ambos hombres estaban cubiertos de sudor, y ahogué un grito cuando Brady falló otro puñetazo y acabó golpeando un pilar de cemento con el puño. Cuando su oponente se dobló, cubriéndose el puño, Peter se dispuso a dar el golpe de gracia.
Era incansable: primero le dio un rodillazo a Brady en la cara, y después lo aporreó una y otra vez hasta que Brady se derrumbó y se dio un golpe contra el suelo. El nivel de ruido estalló cuando Adam se apartó de mí para lanzar el cuadrado rojo sobre la cara ensangrentada de Brady.
Peter desapareció detrás de sus fans, y yo apreté la espalda contra la pared, buscando a tientas el camino  hasta  la  puerta  por  la  que  habíamos  entrado.  Llegar  hasta  el  farol  fue  un  enorme  alivio.  Me preocupaba que me derribaran y morir pisoteada.
Clavé la mirada en  el  umbral  de  la  puerta,  esperando  a  que  la  multitud  irrumpiera en la pequeña habitación.  Después  de  que  pasaran  varios  minutos  sin  que  Peter  diera  ninguna  señal  de  vida,  me preparé para rehacer mis pasos hasta la ventana. Con la cantidad de gente que intentaba salir a la vez, no era seguro empezar a dar vueltas por allí.
Justo cuando me adentraba en la oscuridad, unas pisadas crujieron sobre el suelo de cemento. Peter me estaba buscando alarmado.
—¡Paloma!
—¡Estoy aquí! —grité, lanzándome en sus brazos.
Peter bajó la mirada y frunció el ceño.
—¡Me  has  dado  un  susto  de  cojones!  Casi  he  tenido  que  empezar  otra  pelea  solo  para  llegar  hasta ti… Y, cuando por fin llego, ¡te habías ido!
—Me alegro de que hayas vuelto. No me entusiasmaba tener que averiguar el camino de vuelta en la oscuridad.
La preocupación desapareció de su rostro y sonrió ampliamente.
—Me parece que has perdido la apuesta.
Adam irrumpió, me miró y, después, lanzó a Peter una mirada fulminante.
—Tenemos que hablar.
Peter me guiñó un ojo.
—No te muevas. Vuelvo ahora mismo.
Desaparecieron en la oscuridad. Adam alzó su voz unas cuantas veces, pero no pude averiguar lo que decía. Peter se dio media vuelta mientras se metía un fajo de dinero en el bolsillo y después me dedicó una media sonrisa.
—Vas a necesitar más ropa.
—¿De verdad me vas a obligar a quedarme contigo un mes?
—¿Me habrías obligado a pasar un mes sin sexo? —Me reí, admitiendo que lo habría hecho.
—Será mejor que hagamos una parada en Morgan.
Peter sonrió.
—Me parece que esto será interesante.
Cuando Adam  pasó,  me  dejó  con  un  golpe  mis  ganancias  en  la  palma  de  la  mano  y  se  fundió  en  la muchedumbre, que empezaba a disiparse.
Peter arqueó una ceja.
—¿Has apostado?
Sonreí y me encogí de hombros.
—Me pareció buena idea disfrutar de la experiencia completa.
Me  llevó  a  la  ventana,  después  se  arrastró  hasta  el  exterior  y  me  ayudó  a  salir  al  fresco  aire  de  la noche.  Los  grillos  cantaban  alegremente  en  las  sombras,  deteniéndose  solo  el  tiempo  necesario  para dejarnos pasar. Las matas de hierba que bordeaban la acera se mecían con la suave brisa, recordándome el sonido del océano cuando no está lo suficientemente cerca como para oír romper las olas. No hacía ni demasiado calor ni demasiado frío: era la noche perfecta.
—¿Por qué demonios ibas a querer que me quedara contigo, en cualquier caso? —pregunté.
Peter se encogió de hombros y se metió las manos en los bolsillos.
—No sé. Todo es mejor cuando estás tú.
Las mariposas que sus palabras me hicieron sentir en el estómago desaparecieron en cuanto vi las manchas rojas y sanguinolentas de su camisa.
—¡Puaj! Estás cubierto de sangre.
Peter se miró con indiferencia y entonces abrió la puerta, invitándome a entrar. Me encontré con Euge, que estaba estudiando en la cama, cautiva de los libros de texto que la rodeaban.
—Las calderas funcionan desde esta mañana —comentó ella.
—Eso he oído —dije, mientras rebuscaba en mi armario.
—Hola —dijo Peter a Euge.
La expresión del rostro de Euge se torció cuando escudriñó la figura sudorosa y manchada de Peter.
—Peter, esta es mi compañera de habitación, Euge Suarez. Euge, Peter Lanzani.
—Encantada  de  conocerte  —saludó  Euge,  empujándose  las  gafas  sobre  el  puente  de  la  nariz.  Echó una mirada a mis abultadas bolsas—. ¿Te mudas?
—No. He perdido una apuesta.
Peter estalló en una carcajada mientras cogía mis bolsas.
—¿Lista?
—Sí. ¿Cómo voy a llevar todo esto a tu apartamento? Vamos en tu moto.
Peter sonrió y sacó su móvil. Llevó mi equipaje hasta la calle y, minutos después, el Charget negro antiguo de Agus hizo su aparición.
Bajaron la ventanilla del lado del copiloto, y Cande asomó la cabeza.
—¡Hola, monada!
—¡Hola! Las calderas vuelven a funcionar en Morgan. ¿Vas a seguir quedándote con Agus?
—Sí, había pensado quedarme esta noche. He oído que has perdido una apuesta —dijo, guiñándome un ojo.
Antes de que pudiera hablar, Peter cerró el maletero y Agus aceleró, mientras
Cande gritaba al volver a caer sentada en el coche.
Caminamos hasta su Harley, y esperó a que me acomodara en mi asiento. Cuando lo envolví con mis brazos, apoyó su mano sobre la mía.
—Me alegro de que estuvieras allí esta noche, Paloma. Nunca en mi vida me he divertido tanto en una pelea.
Apoyé el mentón en su hombro y sonreí.
—Claro, porque intentabas ganar nuestra apuesta.
Inclinó el cuello para mirarme.
—Ya lo creo que sí.
No había ningún signo de burla en su mirada; lo decía en serio y quería que lo viera.
Arqueé las cejas.
—¿Por eso estabas de tan mal humor hoy? ¿Porque sabías que habían arreglado las calderas y que me iría esta noche?
Peter no respondió; se limitó a sonreír cuando arrancó la moto. Recorrimos el trayecto hasta el apartamento de forma extrañamente lenta. En cada semáforo, Peter cubría mis manos con las suyas, o bien posaba la mano sobre mi rodilla. Los límites volvían a difuminarse, y me pregunté cómo podríamos pasar un mes juntos sin arruinarlo todo. Los cabos sueltos de nuestra amistad se estaban atando de una forma que nunca podía haber imaginado.
Cuando llegamos al apartamento, el Charger de Agus estaba en su hueco habitual.
Me quedé de pie delante de la escalera.
—Siempre odio cuando llevan un rato en casa. Me siento como si fuéramos a interrumpirlos.
—Pues acostúmbrate. Esta es tu casa durante las próximas cuatro semana
—Peter sonrió y se volvió, dándome la espalda—. Vamos.
—¿Qué?
Sonreí.
—Vamos, te llevaré a caballito.
Solté una risita y salté sobre su espalda, entrelazando los dedos sobre su pecho, mientras subía corriendo las escaleras. Cande abrió la puerta antes de que pudiéramos llegar arriba y sonrió.
—Menuda parejita… Si no supiera…
—Corta el rollo, Can —dijo Agus desde el sofá.
Cande sonrió como si hubiera hablado más de la cuenta, entonces abrió la puerta de par en par para que cupiéramos. Peter se dejó caer sobre el sillón. Chillé cuando se inclinó sobre mí.
—Te veo tremendamente alegre esta noche, Peter. ¿A qué se debe? —le espetó Cande.
Me agaché para verle la cara. Nunca lo había visto tan contento.
—He ganado un montón de dinero, Can. El doble de lo que pensaba. ¿Por qué no iba a estar contento?
Cande se rió.
—No, es otra cosa —dijo ella, observando a Peter darme palmaditas en el muslo.
Tenía razón, Peter estaba  diferente. Lo rodeaba un cierto halo de paz, casi como si un nuevo sentimiento de alegría se hubiera adueñado de su alma.
—Can —la avisó Agus.
—De acuerdo, hablaré de otra cosa. ¿No te había invitado Parker a la fiesta de Sig Tau este fin de semana, Lali?
La sonrisa de Peter se desvaneció y se volvió hacia mí, aguardando una respuesta.
—Bueno, sí. ¿No vamos a ir todos?
—Yo sí —dijo Agus, absorto por la televisión.
—Lo que significa que yo también voy —dijo Cande, mirando con expectación a Peter.
Peter se quedó mirándome un momento y me dio un ligero codazo en la pierna.
Continuará...

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16 comentarios:

  1. Estoy inlove de esta novela eres una genia..

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  2. Más más más más más más más más más más más más más beso.

    Te dejare 15 comentarios para que subas el otro.

    @AnglesCasi.

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  3. POR FIIIISSSS QUIEROOO MASSS SE PONE BUENAAAAAA.

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  4. HACE MAS CAPITULOSSSSSS............. BESOOOO

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  5. OTROOO OTRO OTRO OTRO OTRO OTROO ME ENCANTA TU NOVELA GENIIIIA!!!! COMO ES QUE SABES TANTO DE BOXEO?? ME ENCANTO EL CAP.

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  6. YA NO SE QUE DECIR SOLO: HACE MAS CAPITULOSSSS QUIERO MARATON!!!

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  7. SE ESTA PONIENDO BUENAAAAAAA AHHHHHH QUIEROOOO MASSSS.... PETER RE CELOSO POR GAS!!!

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  8. OTRO OTRO OTRO OTRO OTRO OTRO OTRO OTROO HACE MASSSS YA QUIERO SABERR QUE PASAA!!!!!!!!

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  9. BUENO CON ESTE ES EL COMENTARIO 15.... OSEA EL ULTIMO... ME ENCNTO EL CAPITULO HACE EL PROXIMO MUERO DE INNTRIGA POR SABER QUE PASAAAA!!!!!!!! OTRO OTRO OTRO OTRO OTRO ESTE ME ENCANTO ESPERO EL OTRO.. BESO GENIA.

    @AnglesCasi.

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  10. Amigaaaaaaaaaa!!!! jajajajajaja estas re loca, me haces reir siempre con tus comentarios! Y viste? esta vez fui yo la colgadita, no pude subir cap hoy pero mañana subo dos!!! y respecto a tu nove te dire solo una cosa: G E N I A. No me pueden gustar mas tus capitulos y cada uno mas qie el otro, esque amo como escribes!! tu novela es genial y me hace disfrutar muchisimo.Peter es tan obvio.. jajajaja me encanta!!! Bueno voy a leer el siguiente cap y a firmarte, gracias por bancarme amiga! Novesdepeterylali.blogspot.com

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