Novelita Laliter

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sábado, 31 de agosto de 2013

Capítulo 23:"Fiesta no tan sorpresa"


INFORMACIÓN: Se que me piden que Gastón se valla, muchachas pero en esta novela decidí que el sea el tercero y Pablo sea solo un amigo, no como en otras novelas donde Pablo es el tercero. Por eso Gaston estará un largo tiempo perdonen.
MARATÓN: Durante todo el día sábado (hoy) subiré 5 capítulos  pero debe haber algunos comentarios así subo mas rápido.. ahora subo el primero y luego en lo que resta del día iré subiendo los otros... 
3/5 Maratón

Novela: "Maravilloso Desastre"
Capítulo 23: "Fiesta no tan sorpresa"
La cita del lunes por la noche cubrió todas mis expectativas. Comimos comida china y me reí al ver la habilidad de Gastón manejando los palillos. Cuando me llevó a casa, Peter abrió la puerta antes de que
Gastón pudiera besarme. Cuando salimos el miércoles siguiente por la noche, Gastón se aseguró de poder besarme y lo hizo en el coche.
El jueves a la hora de comer, Gastón se encontró conmigo en la cafetería y sorprendió a todo el mundo sentándose en el sitio de Peter. Cuando Peter acabó su cigarrillo y volvió a entrar, pasó por delante de Gastón con indiferencia y se sentó al final de la mesa. Megan se aproximó a él, pero se quedó desencantada en el acto cuando él le dijo con la mano que se apartase de él. Todo el mundo se quedó callado después de eso, y a mí me resultó difícil atender a cualquiera de las cosas de las que Gastón hablaba.
—Ya me doy cuenta de que no estaba invitado —dijo Gastón, intentando llamar la atención.
—¿Qué?
—Me he enterado de que tu fiesta de cumpleaños es el domingo. ¿No estoy invitado?
Cande miró a Peter, que, a su vez, miró a Gastón con ira, a punto de tirarlo al suelo como si fuera césped recién cortado.
—Era una fiesta sorpresa, Gastón —puntualizó Cande con suavidad.
—¡Oh! —dijo Gastón, avergonzado.
—¿Me van a hacer una fiesta sorpresa? —pregunté a Cande.
Ella se encogió de hombros.
—Fue idea de Peter. Es en casa de Brazil el domingo. A las seis.
A Gastón se le enrojecieron las mejillas.
—Supongo que ahora sí que no estoy invitado.
—¡Claro! ¡Por supuesto que lo estás! —dije, agarrándole la mano que tenía encima de la mesa. Doce pares de ojos se centraron en nuestras manos. Podía ver que Gastón se sentía tan incómodo con tanta atención como lo estaba yo, así que lo dejé y me llevé las manos al regazo.
Gastón se levantó.
—Tengo algunas cosas que hacer antes de ir a clase. Te llamo luego.
—Muy bien —dije, ofreciéndole una sonrisa de disculpa.
Gastón se inclinó sobre la mesa y me besó en los labios. Se hizo un silencio absoluto en la cafetería y Cande me dio un codazo después de que Gastón saliera caminando.
—¿No es rara la manera en que todo el mundo te mira? —me susurró. Echó una mirada a toda la habitación con mala cara.
—¿Qué pasa? —gritó Cande—. ¡Métanse en sus asuntos, marranos!
Me cubrí los ojos con las manos.
—¿Sabes?, antes daba pena porque se pensaban que era la pobre amiguita tonta de Peter. Ahora soy mala porque todo el mundo piensa que voy de flor en flor, de Peter a Gastón y vuelta a empezar, como una pelota de pimpón. —Como Cande no decía nada, levanté la vista—. ¿Qué? ¡No me digas que tú también te crees esas chorradas!
—¡No he dicho nada! —protestó.
La miré fijamente con incredulidad.

—Pero ¿eso es lo que crees?
Candela movió la cabeza, sin decir nada. De repente, no pude soportar las frías miradas de los demás estudiantes, así que me levanté y caminé hacia el extremo de la mesa.
—Tenemos que hablar —dije, dando unos golpecitos a Peter en la espalda. Intenté parecer amable pero la rabia me hervía por dentro y me ponía las palabras en la boca. Todos los estudiantes, incluida mi mejor amiga, pensaban que estaba haciendo malabares con dos hombres. Solo había una solución.
—Pues habla —dijo Peter, metiéndose algo empanado y frito en la boca.
Jugueteé con los dedos, notando los ojos curiosos de todo el mundo sobre mí. Como Peter seguía sin moverse, lo agarré por el brazo y le di un buen tirón. Se puso de pie y me siguió fuera con una sonrisita en la cara.
—¿Qué pasa, Paloma? —dijo, mirando mi mano en su brazo y luego a mí.
—Tienes que liberarme de la apuesta —le rogué.
Su cara se quedó helada.
—¿Quieres dejarlo? ¿Por qué? ¿Qué he hecho?
—No has hecho nada, Peter. ¿No te has percatado de cómo miraba todo el mundo? Me estoy convirtiendo rápidamente en la paria del este de los Estados Unidos.
Peter sacudió la cabeza y se encendió un cigarrillo.
—No es problema mío.
—Sí que lo es. Gastón dice que todo el mundo piensa que se está buscando una buena porque tú estás enamorado de mí.
Las cejas de Peter se elevaron repentinamente y se atragantó con el humo que acababa de inhalar.
—¿Eso dice la gente? —preguntó entre toses.
Asentí. Miró a lo lejos con los ojos muy abiertos y dando otra calada.
—¡Peter! Me tienes que liberar de la apuesta! No puedo quedar con Gastón y vivir contigo al mismo tiempo. ¡Resulta horrible!
—Pues deja de quedar con Gastón.
Lo miré airadamente.
—Ese no es el problema y tú lo sabes.
—¿Es la única razón por la que quieres que te libere de la apuesta? ¿Por el qué dirán?
—Por lo menos antes era tonta y tú, un malvado —refunfuñé.
—Contesta la pregunta, Paloma.
—¡Sí!
Peter miró por encima de mí a los estudiantes que entraban y salían de la cafetería. Estaba deliberando y yo hervía de impaciencia mientras a él le costaba bastante tomar una decisión.
Finalmente, se estiró y decidió.
—No.
Agité la cabeza, segura de haberlo oído mal.
—Perdona, ¿qué has dicho?
—No. Tú misma lo dijiste: una apuesta es una apuesta. En cuanto pase el mes se acabó, podrás ser libre de ir con Gastón, él se hará médico, se casarán y tendrán los dos niños y medio que tocan y nunca volveré a verte. —Gesticulaba con sus palabras—. Todavía tengo tres semanas. No voy a renunciar por cotilleos de comedor.
Miré a través del cristal y vi a toda la cafetería mirándonos. La inoportuna atención hacía que me quemasen los ojos. Levanté los hombros al pasar junto a él para ir a mi siguiente clase.
—Paloma —me llamó Peter cuando me iba.
No me volví.
Esa noche, Cande se sentó sobre el suelo embaldosado del baño parloteando sobre los chicos mientras yo estaba frente al espejo y me recogía el pelo en una coleta. Solo la escuchaba a medias, pues no dejaba de pensar en lo paciente que había sido Peter, teniendo en cuenta lo mucho que le disgustaba la idea de que Gastón me recogiera de su apartamento casi cada noche.
La expresión de la cara de Peter cuando le pedí que me liberara de la apuesta volvía a mi cabeza, y también su reacción cuando le dije que la gente chismorreaba que estaba enamorado de mí. No podía dejar de preguntarme por qué no lo negaba.
—Bueno, Agus cree que estás siendo muy dura con él. Nunca ha tenido a nadie que le hubiera preocupado lo suficiente para ello.
Peter asomó la cabeza y sonrió cuando me vio enredar con mi pelo.
—¿Quieres ir a por cena?
Cande se levantó y se miró en el espejo, se peinó con los dedos su pelo castaño.
—Agus quiere probar el nuevo mexicano del centro, si quieren venir.
Peter sacudió la cabeza.
—Había pensado que esta noche Paloma y yo podíamos ir a algún sitio solos.
—Salgo con Gastón.
—¿Otra vez? —dijo irritado.
—Otra vez —repliqué con voz cantarina.
El timbre de la puerta sonó y me apresuré a adelantarme a Peter para abrir la puerta. Gastón estaba frente a mí: su pelo rubio y ondulado natural resaltaba en su cara recién afeitada.
—¿Alguna vez estás un poco menos que preciosa? —preguntó Gastón.
—Basándome en la primera vez que vino aquí, diré que sí —dijo Peter detrás de mí.
Puse los ojos en blanco y sonreí, indicándole a Gastón con un dedo que esperase. Me volví y abracé a Peter. Se puso rígido por la sorpresa y luego se relajó, estrechándome fuerte contra él.
Le miré a los ojos y sonreí.
—Gracias por organizar mi fiesta de cumpleaños. ¿Puedo aceptar la invitación para cenar otro día?
Un montón de emociones se mostraron en la cara de Peter, y luego las comisuras de su boca se curvaron hacia arriba.
—¿Mañana?
Lo abracé y dije con una gran sonrisa:
—Pues claro. —Me despedí con una mano mientras Gastón me agarraba la otra.
—¿Qué pasaba? —preguntó Gastón.
—No nos hemos llevado muy bien últimamente. Esa ha sido mi versión de hacer las paces con una rama de olivo.
—¿Debería preocuparme? —preguntó abriendo la puerta de mi casa.
—No. —Le besé la mejilla.
Durante la cena, Gastón habló sobre Harvard, la Casa y sus planes de buscar un apartamento. Sus cejas se enarcaron.
—¿Te acompañará Peter a la fiesta de cumpleaños?
—No estoy muy segura. No ha dicho nada sobre eso.
—Si a él no le importa, me gustaría ser yo quien te llevara. —Me cogió la mano en las suyas y me besó los dedos.
—Le preguntaré. La idea de la fiesta fue suya, así que…
—Entiendo. Si no, simplemente te veré allí. —Sonrió.
Gastón me llevó al apartamento y se detuvo en el aparcamiento. Cuando se despidió besándome, sus labios permanecieron en los míos. Subió la palanca del freno de mano mientras sus labios iban a lo largo de mi mandíbula hasta alcanzar mi oreja, y luego bajaron a lo largo de mi cuello. Me pilló desprevenida
y suspiré suavemente como respuesta.
—Eres tan bonita… —susurró—. He estado trastornado toda la noche con ese pelo recogido que deja a la vista tu cuello.
Me acribilló el cuello con besos y yo exhalé un murmullo con mi aliento.
—¿Por qué has tardado tanto? —Sonreí, mientras levantaba mi mentón para darle mejor acceso.
Gastón se centró en mis labios. Me agarró la cara y me besó con más firmeza de lo habitual. No había mucho sitio en el coche, pero aprovechamos estupendamente el espacio libre para el tema que nos ocupaba. Se inclinó sobre mí y doblé las rodillas mientras me caía contra la ventana. Metió la lengua en mi boca y me agarró la rodilla empujando mi pierna a la altura de su cadera. Los cristales fríos de las ventanillas se empañaron en pocos minutos debido a todo el aliento que exhalábamos con nuestras maniobras. Sus labios rozaban mi clavícula, y entonces levantó la cabeza de un tirón cuando el vidrio vibró con unos golpes fuertes.

Continuará...
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Espero que les guste. Dejen sus lindos comentarios :)
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Me llamo Cielo, si quieren llámenme por mi nombre besos a todos!

23 comentarios:

  1. Yooooooooo loooooo maaaaaatooooooooooooo...Peter el salvador..vamooooos..que sea él lo de los golpes en el vidrio..Gastón los necesitaria en su cara.,grgrgrgrgr...(respiro hondo y tranquilizarse)no puedo maaaaas...grgrgr..
    @pl_mialma

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  2. mas nove
    no me gusta para nada la pareja de gas y lali

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  3. me mueor si es peter el que toca el vidrio

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  4. Massssssssss! Por favorrrrrrrrr!

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  5. WEEEE, see saaarpoo Gaaaaastii pareceee, jajaa.. Espero que no sea peter el que haya golpeado el vidrio!! QUIERO MAAAAS NOVEE!!

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  6. Peter... ese era Peter jajajajaja graciias Pitt por sacarla de alli, si no llegabas no se que abria pasado... jajajjaaj zarpado Gas jajajaj.

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  7. Y lali todavía duda de que peter este enamorad de ella!! Que necesita un cartel luminoso?? Más me encanta!

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  8. NOOO POR DIOOOS!! LALI ABRI LOS OJOS NENAA!! Tiene que estar con Peter YAAA!! Gaston andate a Harvard que Lali y Pitt tienen que chapar fuerte!

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  9. masssssssssssssssssssssss por favorrrr

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  10. q lali y peter se den una oportunidad por favor

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  11. dale saca otro muero por saber mas mas mas y mas ubadhgvwwayvadskdgvaks hace massssss!!!!!!!

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  12. Para mi gaston solo quiere a lali para el rato, porque siempre habla de su futuro en harvard, pero no incluye a ninguna mujer y ni a lali!!!

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  13. Jajaja,no les va a dar tregua,los interrumpe cada vez k puede.

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  14. Que no la libere nunca Peter! Me muero si es el con sus ataques lo mata a Gaston me encanta me encanta !

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