Novelita Laliter

Novelita Laliter
Leean y Comenten :)

martes, 20 de agosto de 2013

Capítulo 11: "Una salida"



Hola lo siento demasiado perdónenme!! Gracias por sus lindos comentarios y por preguntar todo el tiempo el porque de mi ausencia :) Gracias de corazón.. fueron demasiados estudios el problema y si bien tengo toda la novela ya terminada me falta pasarla aquí y no tuve ni 5 minutos para hacerlo lo sientoo UN BESO ENORME DE PARTE DE Cielo :)
_____________________
Novela: "Maravilloso Desastre"
Capítulo 11: "Una salida"
Pablo dio otra calada. El humo le salió por la nariz en dos espesas columnas de humo. Levanté la cara hacia el sol mientras él me entretenía con su último fin de semana de baile, bebida y un nuevo amigo muy persistente.
—Si te está acosando, ¿por qué le dejas que te invite a copas? —me reí.
—Simple, Lali. Estoy sin pasta.
Volví a reírme, y Pablo me dio un codazo en un costado cuando vio que Peter venía hacia nosotros.
—Hola, Peter —dijo Pablo en tono cantarín, antes de guiñarme un ojo.
—Pablo —le respondió él, asintiendo con la cabeza. Movió las llaves en el aire—. Me voy a casa, Paloma. ¿Necesitas que te lleve?
—Justo iba a entrar —dije, sonriéndole desde detrás de mis gafas de sol.
—¿No  te  quedas  conmigo  esta  noche?  —me  preguntó.  Su  cara  era  una  combinación  de  sorpresa  y decepción.
—Sí, sí que me quedo, pero necesito coger unas cuantas cosas que me dejé.
—¿Como qué?
—Bueno, pues mi cuchilla, por ejemplo. ¿Qué más te da?
—Sí, ya va siendo hora de que te depiles las piernas. Han estado arrancándome la piel a tiras —dijo él, con una mueca traviesa.
A Pablo casi se le salieron los ojos de las órbitas, mientras me echaba una mirada para confirmar lo que había oído. Yo le puse mala cara a Peter.
—¡Así empiezan los rumores!
Miré a Pablo y sacudí la cabeza.
—Estoy durmiendo en su cama…, solo durmiendo.
—Ya —dijo Pablo con una sonrisa petulante.
Le di un manotazo a Pablo en el brazo antes de abrir la puerta y subir las escaleras. Cuando llegué al segundo piso, Peter estaba a mi lado.
—Vamos, no te enfades. Solo era una broma.
—Todo el mundo da ya por supuesto que nos estamos acostando. Lo estás empeorando.
—¿Y a quién le importa lo que piensen los demás?
—¡A mí, Peter! ¡A mí!
Empujé  la  puerta  de  mi  habitación,  metí  unas  cuantas  cosas  al  azar  en  una  bolsita  y  después  salí furiosa con Peter pisándome los talones. Se rio mientras me cogía la bolsa que llevaba en la mano, y me quedé mirándolo.
—No tiene ninguna gracia. ¿Quieres que toda la universidad piense que soy una de tus zorras?
Peter frunció el ceño.
—Nadie piensa eso. Y, si alguien lo hace, será mejor que no llegue a mis oídos.


Me sujetó la puerta y, después de pasar, me detuve abruptamente delante de él.
—¡Eh! —dijo él, topándose conmigo.
Me di media vuelta con grandes aspavientos.
—¡Oh, Dios mío! La gente debe de pensar que estamos juntos y que tú sigues sin ninguna vergüenza con tu… estilo de vida. ¡Debo de parecer patética! —dije, dándome cuenta de la situación mientras hablaba—. No creo que deba seguir quedándome contigo; de hecho, creo que, en general, deberíamos mantenernos alejados el uno del otro durante un tiempo.
Le cogí la bolsa y él volvió a quitármela de las manos.
—Nadie piensa que estemos juntos, Paloma. No tienes que dejar de hablar conmigo para demostrar nada.
Iniciamos una especie de pelea por la bolsa, y, cuando se negó a soltarla, proferí un fuerte gruñido de frustración.
—¿Alguna vez se había quedado una chica, y me refiero a una que fuera solo tu amiga, a vivir contigo
en tu casa? ¿Alguna vez habías llevado y traído a chicas a la universidad? ¿O habías comido con alguna
todos los días? Nadie sabe qué pensar de nosotros, ¡aunque se lo expliquemos!
Fue caminando hasta el aparcamiento con mis cosas como prenda.
—Lo arreglaré, ¿vale? No quiero que nadie piense mal de ti por mi culpa —dijo con gesto turbado.
—Sus ojos brillaron y sonrió—. Déjame compensarte. ¿Por qué no vamos a The Dutch esta noche?
—Pero si es un bar de moteros —dije, mientras observaba como ataba mi bolsa a su moto.
—Vale, pues entonces vayamos al club. Te llevaré a cenar y después podemos ir a The Red Door. Pago yo.
—¿Cómo arreglará el problema que salgamos a cenar y después vayamos a un club? Que la gente nos vea juntos solo empeorará la situación.
Se sentó a horcajadas sobre la moto.
—Piénsalo. ¿Yo, borracho, en una habitación llena de mujeres ligeras de ropa? La gente no tardará mucho en darse cuenta de que no somos pareja.
—¿Y qué se supone que tengo que hacer yo? ¿Llevar a un tío del bar a casa para dejarlo del todo claro?
—No he dicho eso. No hay necesidad de perder la cabeza —dijo con mala cara.
Puse los ojos en blanco, me subí al asiento y rodeé su cintura con mis brazos.
—¿Una chica cualquiera nos seguirá a casa desde el bar? ¿Así piensas compensarme?
—¿Acaso estás celosa, Paloma?
—¿Celosa de qué? ¿De la imbécil con alguna infección de transmisión sexual a la que echarás por la mañana?
Peter se rio y arrancó la Harley. Voló hacia su apartamento al doble de la velocidad permitida, y
cerré los ojos para no ver los árboles y los coches que dejábamos atrás.
Después de bajarme de su moto, le di un golpe en el hombro.
—¿Es que se te ha olvidado que iba contigo? ¿Intentas matarme?
—Es difícil olvidar que estás detrás de mí cuando tus muslos me están exprimiendo la vida. —Su siguiente pensamiento le hizo sonreír—. De hecho, no se me ocurre una manera mejor de morir.
—Realmente te falta un tornillo.


Apenas habíamos entrado cuando Cande salió del dormitorio de Agus.
—Estábamos pensando en salir esta noche. ¿Os apuntáis, chicos?
Miré a Peter y sonreí.
—Nos pasaremos por el bar de sushi antes de ir al Red.
Cande sonrió de oreja a oreja.
—¡Agus! —gritó, entrando a toda prisa en el baño—. ¡Salimos esta noche!
Fui la última en entrar en el baño, así que Agus, Cande y Peter me esperaban impacientes, de
pie junto a la puerta, cuando salí del cuarto de aseo con un vestido negro y unos zapatos de tacón rosa fuerte.
Cande silbó.
—¡Estás cañón, nena!
Sonreí agradecida y Peter me tendió la mano.
—Bonitas piernas.
—¿Te dije que es una cuchilla mágica?
—Me parece que no ha sido la cuchilla —dijo sonriendo, mientras tiraba de mí para que cruzara la puerta.
En  el  bar  de  sushi,  resultamos  ruidosos  y  molestos,  y  ya  habíamos  bebido  suficiente  para  toda  la noche antes de poner un pie en The Red Door. Agus recorrió lentamente el aparcamiento, tomándose su tiempo para encontrar un espacio libre.
—Estaría bien aparcar en algún momento de esta noche, Agus —musitó Cande.
—Oye,  tengo  que  encontrar  un  sitio  ancho.  No  quiero  que  algún  idiota  borracho  me  estropee  la pintura.
Cuando aparcamos, Peter inclinó el asiento hacia delante y me ayudó a salir.
—Quería  preguntaros  por  vuestros  carnés  de  identidad.  Son  impecables.  Por  aquí  no  los  consigues así.
—Sí, los tenemos desde hace tiempo. Era necesario… en Wichita —dije.
—¿Necesario? —preguntó Peter.
—Es bueno tener contactos —dijo Cande.
Se le escapó un hipido y se tapó la boca, mientras se reía tontamente.
—Por Dios, mujer —dijo Agus, cogiendo a Cande del brazo, mientras ella caminaba torpemente
sobre la grava—. Creo que ya has tenido bastante por esta noche.
Peter puso mala cara.
—¿De qué estás hablando, Can? ¿Qué contactos?
—Lali tiene algunos viejos amigos que…
—Son carnés de identidad falsos, Peter —le interrumpí—. Tienes que conocer a la gente adecuada si quieres que te los hagan bien, ¿no te parece?
Cande apartó a propósito la mirada de Peter y esperó.
—Sí —dijo él, extendiendo la mano para que le diera la mía.
Lo cogí por tres dedos y sonreí, sabiendo por su expresión que mi respuesta no le había satisfecho.
—¡Necesito otra copa! —dije, en un segundo intento de cambiar de tema.


—¡Chupitos! —gritó Cande.
Agus puso los ojos en blanco.
—Ah, sí. Eso es lo que necesitas, otro chupito.

Una vez dentro, Cande me condujo inmediatamente a la pista de baile. Su cabellera morena se movía por todas partes, y la cara de pato que ponía cuando se movía al ritmo de la música me hizo reír. Cuando la  canción  acabó,  nos  reunimos  con  los  chicos  en  el  bar. Al  lado  de  Peter,  se  había  plantado  ya  una rubia platino excesivamente voluptuosa, y la cara de Cande se retorció en una mueca de asco.

Continuará...

_____________________

11 comentarios:

  1. Soy Mariaa, me alegro tanto que estes bien:) y tranquila, que aunque tardes un mes en subir nosotras te bancamos. Genial el cap, cada vez que leo tu nove me quedo con ganas de mas, me encanta lo original que es. QUIERO MAAAAAAAAS!! besossss linda!!!!

    ResponderBorrar
  2. Es como una adiccion. Cada vez quiero mas!! Te leo siempre. Mi tw es @stefa16stefa16 . Todos los dias entro para ver si subiste novela!!

    ResponderBorrar
  3. Va a ser Peter quien salga celoso d ahí.Lali tiene sus propios secretitos.

    ResponderBorrar
  4. masssss massssss masssssssssssssss massssssssssssssssss por favorrr

    subi massssssssssssssssssssss

    ResponderBorrar
  5. massssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

    ResponderBorrar
  6. ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
    +++++++++++++++++++++++
    +++++++++++++++++++++++++
    ++++++++++++++++++
    +++++++++++++++++

    ResponderBorrar
  7. Más más quiero más dame masssss quiero mucho más! Beso

    @AnglesCasi.

    ResponderBorrar
  8. Me matastes de risa con eso de la cuchilla mágica, muy buen capítulo ya te extrañabamos

    ResponderBorrar
  9. Amiga colgaditaaaaa recien vi que me firmaste en el otro cap tambien, perdon por no contestarte antes, viste que yo tampoco ando muy centrada? Jajajajaja graciaaaaassss linda mia. Y no, no tengo twitter, deje de usarlo... Me tendre que hacer uno. Un beso grandeeeee. Maria:)

    ResponderBorrar

¿Te gusto? Entonces, comenta pero con respeto!