Novelita Laliter

Novelita Laliter
Leean y Comenten :)

sábado, 31 de agosto de 2013

Capítulo 25: "Tu culpa"


Chicas mañana contestó sus comentarios es que estoy del celular y de ahí subí los últimos 2 por que tuve que viajar

Maratón 5/5

Novela: "Maravilloso Desastre"
Capítulo 25: "Tu culpa"
Peter parecía volver a estar profunda y plácidamente dormido, así que decidí irme a la ducha, deseando que el ruido de alguien moviéndose por la casa acallara los gemidos de Agus y Cande, y los crujidos y golpes de la cama contra la pared. Cuando cerré el grifo me di cuenta de que a ellos no les preocupaba quién pudiera escuchar.
Me peiné y puse los ojos en blanco al escuchar los agudos gritos de Cande, que se parecían más a los de un caniche que a los de una actriz porno. Sonó el timbre de la puerta, cogí mi bata azul y me ajusté el cinturón mientras atravesaba corriendo la sala de estar. Los ruidos de la habitación de Agus se acallaron inmediatamente y, al abrir, me encontré la cara de Gastón sonriendo.
—Buenos días —dijo.
Con los dedos me llevé el pelo mojado hacia atrás.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—No me gustó la manera en que nos despedimos anoche. Por la mañana he salido a por tu regalo de cumpleaños y no podía esperar a dártelo. Así que… —dijo, sacando una cajita brillante del bolsillo—, feliz cumpleaños, La.
Me puso el paquete plateado en la mano, y me incliné para besarle la mejilla.
—Gracias.
—Venga. Quiero ver tu cara cuando lo abras.
Metí el dedo por debajo del celo por la parte inferior de la caja y luego arranqué el papel, pasándoselo a él. Era una pulsera de oro blanco con una fila de diamantes engarzados.
—Gastón—susurré.
—¿Te gusta? —dijo con su deslumbrante sonrisa.
—Sí —dije, mientras lo sostenía delante de mí, asombrada—, pero es demasiado. No podría aceptar esto aunque hubiera estado saliendo un año contigo, y mucho menos después de una semana.
Gastón gesticuló.
—Pensé que dirías eso. He buscado arriba y abajo toda la mañana para encontrar un regalo de cumpleaños perfecto y, cuando vi esto, supe que solo hay un sitio donde pueda estar —dijo, cogiéndolo de mis manos y abrochándomela alrededor de la muñeca—. Y tenía razón. Te queda increíble.
Levanté la muñeca y moví la cabeza, hipnotizada por el brillo y el color de las piedras a la luz del sol.
—Es la cosa más bonita que he visto en mi vida. Nadie jamás me ha dado algo tan… —caro me vino a la cabeza, pero no quería decir eso— … elaborado. No sé qué decir.
Gastón se rio y luego me besó en la mejilla.
—Di que te lo pondrás mañana.
Sonreí de oreja a oreja.
—Me lo pondré mañana —dije, mirándome la muñeca.

—Estoy encantado de que te guste. La mirada en tu cara merece el esfuerzo de las siete tiendas que he recorrido.
Suspiré.
—¿Has ido a siete tiendas? —Asintió con la cabeza, y yo cogí su cara con mis manos—. Gracias. Es perfecto —dije, dándole un beso rápido.
Me abrazó.
—Tengo que irme. Voy a comer con mis padres, pero te llamaré más tarde, ¿de acuerdo?
—Vale. ¡Gracias! —Le grité mientras lo veía salir corriendo escaleras abajo.
Me metí deprisa en el apartamento, incapaz de apartar los ojos de mi muñeca.
—¡Joder, Lali! —dijo Cande cogiéndome la mano—. ¿De dónde has sacado esto?
—Me lo ha traído Gastón. Es mi regalo de cumpleaños —dije.
La mirada de Cande, que seguía boquiabierta, pasaba de mí a la pulsera.
—¿Te ha comprado una pulsera de diamantes del tamaño de una muñequera de tenis? ¿Después de una semana? ¡Si no te conociera bien, diría que tienes una entrepierna mágica!
Me reí en alto y empecé una fiesta ridícula de risitas en la sala de estar.
Agus salió de su dormitorio con aspecto cansado y satisfecho.
—A ver, chifladas, ¿de qué se ríen tanto?
Cande me levantó la muñeca.
—¡Mira lo que le ha regalado Gastón por su cumpleaños!
Agus miró con ojos entreabiertos y luego se le salieron de las órbitas.
—¡Guau!
—Sí, ¿verdad? —dijo Cande asintiendo.
Peter apareció tambaleándose en un extremo de la habitación, parecía bastante hecho polvo.
—Tíos, hacen un ruido de cojones —se quejó mientras se abotonaba los vaqueros.
—Disculpa —dije, liberando la mano de la sujeción de Cande. Nuestro casi encuentro de la noche anterior me vino a la cabeza y me parecía que no podía mirarlo a los ojos.
De un trago se bebió lo que quedaba de mi zumo de naranja y luego se secó la boca con la mano.
—¿Quién coño me dejó beber tanto ayer por la noche?
Cande lo miraba con desprecio.
—Tú solito. Te fuiste y compraste una botella de licor después de que Lali saliera con Gastón, y te la tomaste entera antes de que ella volviera.
—Maldita sea —dijo, meneando la cabeza.—¿Te lo pasaste bien? —preguntó mirándome.
—¿Lo dices en serio? —solté, mostrando rabia sin pensármelo dos veces.
—¿Qué?
Cande se rio.
—La sacaste a la fuerza del coche de Gastón, rojo de ira cuando los pescaste montándoselo como dos críos de instituto. ¡Habían empañado los cristales de las ventanas y todo!
Los ojos de Peter se desenfocaron, intentando recordar algo de la noche anterior. Yo hice esfuerzos para contener mi mal humor. Si no se acordaba de que me había sacado del coche, tampoco se acordaría de lo cerca que estuve de entregarle mi virginidad en bandeja de plata.
—¿Cómo de cabreada estás? —preguntó haciendo un gesto de disgusto.
—Bastante cabreada.

La verdad es que estaba más enfadada por el hecho de que mis sentimientos no tuvieran que ver en absoluto con lo que había ocurrido con Gastón. Me ajusté la bata y salí furiosa del salón. Peter me siguió inmediatamente.
—Paloma —dijo, mientras sujetaba la puerta que yo le había cerrado en la cara. Lentamente, la empujó hasta abrirla y se quedó de pie delante de mí esperando que lo increpase movida por mi ira.
—¿Recuerdas algo de lo que me dijiste anoche? —pregunté.
—No. ¿Por qué? ¿Me comporté como una rata? —En sus ojos inyectados en sangre se leía la preocupación, lo que solo servía para multiplicar mi mal humor.
—¡No, no fuiste un rata conmigo! Tú…, nosotros… —me tapé los ojos con las manos y luego me quedé helada cuando sentí la mano de Peter en la muñeca.
—¿De dónde ha salido esto? —dijo, mirando airado la pulsera.
—Es mía —dije separándome de él.
No apartaba los ojos de mi muñeca.
—Nunca antes la había visto. Parece nueva.
—Lo es.
—¿De dónde la has sacado?
—Gastón me la dio hace unos quince minutos —dije, viendo cómo su cara pasaba de la confusión a la rabia
—¿Qué coño hacen aquí las cosas de ducha? ¿Ha pasado la noche aquí? —preguntó, elevando la voz con cada pregunta.
Me crucé de brazos.
—Fue a comprar algo por mi cumpleaños esta mañana y lo trajo.
—Todavía no es tu cumpleaños. —Se le puso la cara de color rojo oscuro mientras intentaba mantener los nervios bajo control.
—No podía esperar —dije, levantando el mentón con orgullo tenaz.
—No me extraña que tuviera que sacarte a rastras de su coche, parece como si estuvieras… Fue bajando la voz y apretando los labios.
Entrecerré los ojos.
—¿Qué? ¿Como si estuviera qué?
Se le tensaron las mandíbulas y respiró profundamente, exhalando por la nariz.
—Nada. Todavía estoy cabreado e iba a decir algo repugnante que en realidad no pienso.
—Eso no te pasaba antes.
—Lo sé. Eso mismo estaba pensando —dijo, mientras caminaba hacia la puerta—. Te dejo para que te vistas.
Cuando agarró el pomo de la puerta se paró, frotándose el brazo. En cuanto los dedos tocaron la parte que debía de estar amoratada, se subió la manga y vio el moretón. Se quedó mirándolo un momento y se volvió hacia mí.
—Me caí escaleras abajo anoche. Y me ayudaste a ir a la cama… —dijo, conforme cribaba las imágenes borrosas que debía de tener en su cabeza.
El corazón me latía con fuerza y me costó tragar saliva cuando comprobé que de golpe caía en la cuenta de lo ocurrido. Entrecerró los ojos.
—Nosotros… —comenzó, dando un paso hacia mí, mirando el armario y luego la cama.
—No, no lo hicimos. No ocurrió nada —dije, al tiempo que negaba con la cabeza.
Se encogió avergonzado, ya que debía de estar recordándolo.
—Empañaste los cristales de Gastón, te saqué de su coche y luego intenté… —dijo, agitando la cabeza. Se volvió hacia la puerta y agarró el pomo con los nudillos blancos—. Estás haciendo que me convierta en un psicópata, Paloma —gruñó por encima de mi espalda—. No pienso con claridad cuando te tengo alrededor.
—¿Así que ahora es culpa mía?
Se volvió. Sus ojos pasaron de mi cara a mi ropa, a mis piernas, luego a mis pies para volver a mis ojos.
—No sé. Mi memoria está un poco brumosa…, pero no recuerdo que tú dijeras no.
Me adelanté, preparada para argumentar ese pequeño hecho irrelevante, pero no pude. Tenía razón.
—¿Qué quieres que te diga, Peter?
Miró la pulsera y luego a mí con ojos acusadores.
—¿Esperabas que no me acordase?
—¡No! ¡Me fastidiaba que te hubieras olvidado!
Sostuvo mi mirada con sus ojos marrones.
—¿Por qué?
 —¡Porque si yo hubiera…, si hubiéramos…, y tú no…! ¡No sé por qué! ¡Simplemente estaba cabreada!
Se movió furioso por la habitación y se detuvo a unos milímetros de mí. Sus manos tocaron cada lado de mi cara, su aliento era rápido mientras examinaba mi cara.
—¿Qué estamos haciendo, Paloma?
Clavé primero la mirada a la altura del cinturón, luego empecé a subirla por los músculos y los tatuajes de su estómago y su pecho, y finalmente la posé en la calidez marrón de sus ojos.
—Dímelo tú.

Continuará...
_______________________
Espero que les guste. Dejen sus lindos comentarios :)
Mi Twitter es: @Casijuegosca sigo a todos los que me siguen
Me llamo Cielo, si quieren llámenme por mi nombre besos a todos!

9 comentarios:

  1. dile dile dile dile dile dile dile dile dile dile que te gusta... :) holaaa otra vez yooo manitaaaa terminaste tu maraton a mi todavia me faltan 2 capitulos :D ja! me quieres matar y las muchachas me van a odiar porque el maraton termina en lo malo :) jijijijii beso.

    @AnglesCasi.

    ResponderBorrar
  2. que onda? a donde vas? espero que llegues bien :D llega proto besitoo :*

    ResponderBorrar
  3. emmmmm..... no se que decirte asique chauuu nos vemos mañana o cuando escribas ooo cuando leas mi nove ok? ok! jajja me encanta decir eso besitoooo manita blogger.

    @ANglesCasi - abetterworldlaliter.blogspot.com

    ResponderBorrar
  4. Repaso d cuerpos,estos terminan celebrando el cumple ya mismo.

    ResponderBorrar
  5. Que final por favor! Casi me da algo cuando vi que no se acordaba de nada me muero, y Gaston con esos regalos caritos es raro este chico si si. Quiero mas me dejaste con intriga y ganas de mas me ENCANTA!

    ResponderBorrar
  6. Se viene beso?? No me dejes asì! Más!!

    ResponderBorrar
  7. Me muerooooooooooo..aaaaaaaaaaaaaaaaaaaah..quieroooo besooooo..aaaaaa...ayudaa me vuelvoo locaaa..quieroo maaaaaaas...
    @pl_mialma

    ResponderBorrar
  8. Yoooo yooooo quieeeero maßdsssssssssssssss, no soporto a gaston

    ResponderBorrar

¿Te gusto? Entonces, comenta pero con respeto!