Novelita Laliter

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martes, 13 de agosto de 2013

Capítulo 8: "Cerdo"



Novela: "Maravilloso Desastre"
Capítulo 8: "Cerdo"
—Increíblemente brillante —dijo él, mientras repasaba las páginas. Las dobló, se las guardó en el bolsillo y después dio otra calada—. Te viene muy bien que las calderas de Morgan estén estropeadas. Necesitarás una ducha fría después de la mirada lujuriosa que te ha echado ese grandullón.
—Exactamente —dijo Pablo, echándose la mochila al hombro—. Me largo a Álgebra. Dile a Can que no se olvide de mí este fin de semana.
—Se lo diré —farfullé, levantando la mirada hacia los antiguos muros de ladrillo de nuestra residencia.
Fui corriendo a mi habitación, empujé la puerta para entrar y dejé caer la mochila en el suelo.
—No tenemos agua caliente —murmuró Euge desde su escritorio.
—Eso he oído.
Mi  móvil  vibró  y  lo  desbloqueé.  Había  recibido  un  mensaje  de Cande  en  el  que  maldecía  las calderas. Un momento después, oí una llamada en la puerta.
Cande entró y se desplomó en mi cama, con los brazos cruzados.
—¿Te puedes creer esta mierda? Con todo lo que estamos pagando y ni siquiera podemos darnos una ducha caliente.
Euge suspiró.
—Deja de lloriquear. ¿Por qué no te quedas con tu novio y ya está? ¿No has estado haciéndolo ya de todos modos?
Cande lanzó una mirada asesina a Euge.
—Buena idea, Euge. El hecho de que seas una zorra total resulta útil a veces.
Euge no apartó la mirada de la pantalla de su ordenador, sin inmutarse por la pulla.
Cande sacó su teléfono móvil y tecleó un mensaje con una precisión y una velocidad sorprendentes. Su móvil trinó y ella me sonrió.
—Nos quedaremos con Agus y Peter hasta que arreglen las calderas.
—¿Qué? ¡Desde luego que no! —grité.
—¿Cómo? Por supuesto que sí. No tiene sentido que te quedes tirada aquí, congelándote en la ducha cuando Peter y Agus tienen dos baños en su casa.
—A mí no me ha invitado nadie.
—Te he invitado yo. Agus ya me ha dicho que le parecía bien. Puedes dormir en el sofá… si Peter no lo usa.
—¿Y si lo utiliza?
Cande se encogió de hombros.
—Entonces, puedes dormir en la cama de Peter.
—¡Ni en sueños!
Ella puso los ojos en blanco.
—No seas cría, Lali. Sois amigos, ¿no? Si no ha intentado nada a estas alturas, no creo que lo haga ya.
Sus palabras me cerraron el pico. Peter había estado rondándome de un modo o de otro todas las noches  durante  algunas  semanas.  Me  había  sentido  tan  ocupada  asegurándome  de  que  todo  el  mundo supiera que éramos amigos que no se me había ocurrido que realmente solo se mostraba interesado en mi amistad. No estaba segura de por qué, pero me sentí insultada.
Euge nos miró con incredulidad.
—¿Peter Lanzani no ha intentado acostarse contigo?
—¡Somos amigos! —dije a la defensiva.
—Ya, ya, pero ¿ni siquiera lo ha intentado? Se ha acostado con todo el mundo.
—Excepto con nosotras —dijo Cande, escrutándola—. Y contigo.
Euge se encogió de hombros.
—Bueno, yo no lo conozco. Solo he oído hablar de él.
—Exactamente —le espeté—. Ni siquiera lo conoces.
Euge volvió a su ordenador, ignorando nuestra presencia. Suspiré.
—Vale, Can. Necesito coger unas cuantas cosas.
—Asegúrate de llevar suficiente ropa para unos cuantos días, quién sabe cuánto tardarán en arreglar las calderas —dijo ella, demasiado emocionada.
El miedo se apoderó de mí, como si fuera a colarme en territorio enemigo.
—Hum…, está bien.
Cande dio un salto y me abrazó.
—¡Qué divertido va a ser esto!
Media hora después, habíamos cargado su Honda y nos dirigíamos al apartamento. Cande apenas se  tomó  un  respiro  entre  frases  incoherentes,  mientras  conducía.  Tocó  el  claxon  cuando  se  disponía  a detenerse  donde  solía  aparcar.  Agus bajó  corriendo  los  escalones  y  sacó  nuestras  dos  maletas  del maletero, antes de seguirnos escaleras arriba.
—Está abierto —dijo él, resoplando.
Cande empujó la puerta y la mantuvo abierta. Agus gruñó cuando dejó caer nuestro equipaje en el suelo.
—¡Nena, tu maleta pesa diez kilos más que la de Lali!
Cande y yo nos quedamos heladas cuando una mujer emergió del baño, abotonándose la blusa.
—Hola —dijo ella, sorprendida.
Sus ojos con el rímel corrido nos examinaron antes de ir a parar a nuestro equipaje. La reconocí como la chica morena de piernas largas a la que Peter había seguido desde la cafetería.
Cande clavó la mirada en Agus, que levantó las manos.
—¡Está con Peter!
Peter apareció en calzoncillos y bostezó. Miró a su invitada y le dio una palmadita en el trasero.
—La gente a la que esperaba está aquí. Será mejor que te vayas.
Ella sonrió y lo envolvió con sus brazos, mientras lo besaba en el cuello.
—Te dejaré mi número sobre la encimera.
—Eh…, no te molestes —dijo Peter en tono distendido.
—¿Cómo? —preguntó ella, echándose hacia atrás para mirarlo a los ojos.
—¡Siempre lo mismo! —dijo Cande. Miró a la mujer—. ¿Cómo puede ser que te sorprendas? ¡Es Peter Lanzani, joder! ¡Es famoso precisamente por eso, pero las chicas siempre se sorprenden! —prosiguió ella volviéndose hacia Agus, que la rodeó con el brazo y le hizo gestos para que se calmara.
La chica frunció el ceño a Peter, cogió su cartera y salió hecha una furia, dando un portazo tras ella.

Peter, por su parte, fue hasta la cocina y abrió la nevera como si no hubiera pasado nada.
Cande meneó la cabeza y reanudó su camino por el pasillo. Agus la siguió, arqueando el cuerpo para compensar el peso de la maleta que arrastraba.
Me  derrumbé  sobre  el  sillón  abatible  y  suspiré,  mientras  me  preguntaba  si  estaba  loca  por  haber accedido a ir allí. No había tenido en cuenta que el apartamento de Agus era una puerta giratoria para barbies tontas.
Peter  estaba  de  pie  detrás  de  la  encimera  donde  desayunaban,  con  los  brazos  cruzados  sobre  el pecho y sonriendo.
—¿Qué pasa, Paloma? ¿Has tenido un día duro?
—No, estoy profundamente asqueada.
—¿Conmigo? —Sonreía.
Debería  haberme  imaginado  que  esa  conversación  se  esperaba,  aunque  eso  solo  me  hizo  sentirme menos dispuesta a contenerme.
—Sí, contigo. ¿Cómo puedes usar a alguien así y tratarla de ese modo?
—¿Cómo la he tratado? Me ha ofrecido su número, y yo lo he rechazado.
Se me abrió la boca de par en par por su falta de remordimientos.
—¿Te acuestas con ella pero no quieres su número?
Peter se apoyó sobre los codos en el mostrador.
—¿Por qué iba a querer su número si no voy a llamarla?
—¿Y por qué te has acostado con ella si no vas a volver a llamarla?
—Yo  no  prometo  nada  a  nadie,  Paloma.  Esa  no  dijo  que  quisiera  una  relación  antes  de  abrirse  de piernas en mi sofá.
Me quedé mirando el sofá con repulsión.
—«Esa» es la hija de alguien, Peter. ¿Qué pasaría si más adelante alguien trata a tu hija así?
—Será mejor que a mi hija no se le caigan las bragas ante un gilipollas al que acaba de conocer, por decirlo de algún modo.
Crucé los brazos, enfadada por su intento de justificación.
—Entonces, además de admitir que eres un gilipollas, ¿estás diciendo que, como se ha acostado contigo, merecía que la echaran como a un gato callejero?
—Lo que digo es que he sido franco con ella. Es adulta. Todo ha sido consentido…, incluso parecía demasiado ansiosa, si quieres que te diga la verdad. Actúas como si hubiera cometido un crimen.
—Ella no parecía tener tan claras tus intenciones, Peter.
—Las mujeres suelen justificar sus actos con cualquier cosa que se inventan. Esa chica no ha dicho de  entrada  que  quisiera  establecer  una  relación  seria,  igual  que  yo  no  le  he  dicho  que  quería  sexo  sin compromiso. ¿Dónde ves la diferencia?
—Eres un cerdo.
Peter se encogió de hombros.
—Me han llamado cosas peores.
Miré fijamente el sofá. Los cojines seguían torcidos y amontonados por su reciente uso. Retrocedí al pensar  en  cuántas  mujeres  se  habrían  entregado  sobre  esa  tapicería.  Una  tela  que  parecía  picar,  por cierto.

Continuará...

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15 comentarios:

  1. El es un cerdo hermoso jajajajja que buen capitulo! Besos.

    @AnglesCasi.

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  2. Me encanta, como siempre:) Espero el siguiente capítulo re ansiosa!!! Y me muero de ganas de ver como sigue la cosa entre estos dos... Sos geniaaaaaaa, beso!

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  3. MUÑECA AMO TU NOVEEE! QUIERO MAS Soy http://amorencopos.blogspot.com.ar/

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  4. Quiero mas soy yoo! jajaja i love you

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