Chicas mañana contestó sus comentarios es que estoy del celular y de ahí subí los últimos 2 por que tuve que viajar
Maratón 5/5
Capítulo 25: "Tu culpa"
Peter parecía volver a estar profunda y
plácidamente dormido, así que decidí irme a la ducha, deseando que el ruido de
alguien moviéndose por la casa acallara los gemidos de Agus y Cande, y los
crujidos y golpes de la cama contra la pared. Cuando cerré el grifo me di
cuenta de que a ellos no les preocupaba quién pudiera escuchar.
Me peiné y puse los ojos en blanco al
escuchar los agudos gritos de Cande, que se parecían más a los de un caniche
que a los de una actriz porno. Sonó el timbre de la puerta, cogí mi bata azul y
me ajusté el cinturón mientras atravesaba corriendo la sala de estar. Los ruidos
de la habitación de Agus se acallaron inmediatamente y, al abrir, me encontré
la cara de Gastón sonriendo.
—Buenos días —dijo.
Con los dedos me llevé el pelo mojado hacia
atrás.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—No me gustó la manera en que nos despedimos
anoche. Por la mañana he salido a por tu regalo de cumpleaños y no podía
esperar a dártelo. Así que… —dijo, sacando una cajita brillante del bolsillo—, feliz
cumpleaños, La.
Me puso el paquete plateado en la mano, y me
incliné para besarle la mejilla.
—Gracias.
—Venga. Quiero ver tu cara cuando lo abras.
Metí el dedo por debajo del celo por la
parte inferior de la caja y luego arranqué el papel, pasándoselo a él. Era una
pulsera de oro blanco con una fila de diamantes engarzados.
—Gastón—susurré.
—¿Te gusta? —dijo con su deslumbrante sonrisa.
—Sí —dije, mientras lo sostenía delante de
mí, asombrada—, pero es demasiado. No podría aceptar esto aunque hubiera estado
saliendo un año contigo, y mucho menos después de una semana.
Gastón gesticuló.
—Pensé que dirías eso. He buscado arriba y
abajo toda la mañana para encontrar un regalo de cumpleaños perfecto y, cuando
vi esto, supe que solo hay un sitio donde pueda estar —dijo, cogiéndolo de mis
manos y abrochándomela alrededor de la muñeca—. Y tenía razón. Te queda
increíble.
Levanté la muñeca y moví la cabeza,
hipnotizada por el brillo y el color de las piedras a la luz del sol.
—Es la cosa más bonita que he visto en mi
vida. Nadie jamás me ha dado algo tan… —caro me vino a la cabeza, pero no
quería decir eso— … elaborado. No sé qué decir.
Gastón se rio y luego me besó en la mejilla.
—Di que te lo pondrás mañana.
Sonreí de oreja a oreja.
—Me lo pondré mañana —dije, mirándome la
muñeca.
—Estoy encantado de que te guste. La mirada
en tu cara merece el esfuerzo de las siete tiendas que he recorrido.
Suspiré.
—¿Has ido a siete tiendas? —Asintió con la
cabeza, y yo cogí su cara con mis manos—. Gracias. Es perfecto —dije, dándole
un beso rápido.
Me abrazó.
—Tengo que irme. Voy a comer con mis padres,
pero te llamaré más tarde, ¿de acuerdo?
—Vale. ¡Gracias! —Le grité mientras lo veía
salir corriendo escaleras abajo.
Me metí deprisa en el apartamento, incapaz
de apartar los ojos de mi muñeca.
—¡Joder, Lali! —dijo Cande cogiéndome la
mano—. ¿De dónde has sacado esto?
—Me lo ha traído Gastón. Es mi regalo de cumpleaños
—dije.
La mirada de Cande, que seguía boquiabierta,
pasaba de mí a la pulsera.
—¿Te ha comprado una pulsera de diamantes
del tamaño de una muñequera de tenis? ¿Después de una semana? ¡Si no te
conociera bien, diría que tienes una entrepierna mágica!
Me reí en alto y empecé una fiesta ridícula
de risitas en la sala de estar.
Agus salió de su dormitorio con aspecto
cansado y satisfecho.
—A ver, chifladas, ¿de qué se ríen tanto?
Cande me levantó la muñeca.
—¡Mira lo que le ha regalado Gastón por su
cumpleaños!
Agus miró con ojos entreabiertos y luego se
le salieron de las órbitas.
—¡Guau!
—Sí, ¿verdad? —dijo Cande asintiendo.
Peter apareció tambaleándose en un extremo
de la habitación, parecía bastante hecho polvo.
—Tíos, hacen un ruido de cojones —se quejó
mientras se abotonaba los vaqueros.
—Disculpa —dije, liberando la mano de la
sujeción de Cande. Nuestro casi encuentro de la noche anterior me vino a la
cabeza y me parecía que no podía mirarlo a los ojos.
De un trago se bebió lo que quedaba de mi
zumo de naranja y luego se secó la boca con la mano.
—¿Quién coño me dejó beber tanto ayer por la
noche?
Cande lo miraba con desprecio.
—Tú solito. Te fuiste y compraste una
botella de licor después de que Lali saliera con Gastón, y te la tomaste entera
antes de que ella volviera.
—Maldita sea —dijo, meneando la cabeza.—¿Te
lo pasaste bien? —preguntó mirándome.
—¿Lo dices en serio? —solté, mostrando rabia
sin pensármelo dos veces.
—¿Qué?
Cande se rio.
—La sacaste a la fuerza del coche de Gastón,
rojo de ira cuando los pescaste montándoselo como dos críos de instituto.
¡Habían empañado los cristales de las ventanas y todo!
Los ojos de Peter se desenfocaron,
intentando recordar algo de la noche anterior. Yo hice esfuerzos para contener
mi mal humor. Si no se acordaba de que me había sacado del coche, tampoco se
acordaría de lo cerca que estuve de entregarle mi virginidad en bandeja de
plata.
—¿Cómo de cabreada estás? —preguntó haciendo
un gesto de disgusto.
—Bastante cabreada.
La verdad es que estaba más enfadada por el
hecho de que mis sentimientos no tuvieran que ver en absoluto con lo que había
ocurrido con Gastón. Me ajusté la bata y salí furiosa del salón. Peter me siguió
inmediatamente.
—Paloma —dijo, mientras sujetaba la puerta
que yo le había cerrado en la cara. Lentamente, la empujó hasta abrirla y se
quedó de pie delante de mí esperando que lo increpase movida por mi ira.
—¿Recuerdas algo de lo que me dijiste
anoche? —pregunté.
—No. ¿Por qué? ¿Me comporté como una rata?
—En sus ojos inyectados en sangre se leía la preocupación, lo que solo servía
para multiplicar mi mal humor.
—¡No, no fuiste un rata conmigo! Tú…,
nosotros… —me tapé los ojos con las manos y luego me quedé helada cuando sentí
la mano de Peter en la muñeca.
—¿De dónde ha salido esto? —dijo, mirando
airado la pulsera.
—Es mía —dije separándome de él.
No apartaba los ojos de mi muñeca.
—Nunca antes la había visto. Parece nueva.
—Lo es.
—¿De dónde la has sacado?
—Gastón me la dio hace unos quince minutos
—dije, viendo cómo su cara pasaba de la confusión a la rabia
—¿Qué coño hacen aquí las cosas de ducha?
¿Ha pasado la noche aquí? —preguntó, elevando la voz con cada pregunta.
Me crucé de brazos.
—Fue a comprar algo por mi cumpleaños esta
mañana y lo trajo.
—Todavía no es tu cumpleaños. —Se le puso la
cara de color rojo oscuro mientras intentaba mantener los nervios bajo control.
—No podía esperar —dije, levantando el
mentón con orgullo tenaz.
—No me extraña que tuviera que sacarte a
rastras de su coche, parece como si estuvieras… Fue bajando la voz y apretando
los labios.
Entrecerré los ojos.
—¿Qué? ¿Como si estuviera qué?
Se le tensaron las mandíbulas y respiró
profundamente, exhalando por la nariz.
—Nada. Todavía estoy cabreado e iba a decir
algo repugnante que en realidad no pienso.
—Eso no te pasaba antes.
—Lo sé. Eso mismo estaba pensando —dijo,
mientras caminaba hacia la puerta—. Te dejo para que te vistas.
Cuando agarró el pomo de la puerta se paró,
frotándose el brazo. En cuanto los dedos tocaron la parte que debía de estar
amoratada, se subió la manga y vio el moretón. Se quedó mirándolo un momento y
se volvió hacia mí.
—Me caí escaleras abajo anoche. Y me
ayudaste a ir a la cama… —dijo, conforme cribaba las imágenes borrosas que
debía de tener en su cabeza.
El corazón me latía con fuerza y me costó
tragar saliva cuando comprobé que de golpe caía en la cuenta de lo ocurrido.
Entrecerró los ojos.
—Nosotros… —comenzó, dando un paso hacia mí,
mirando el armario y luego la cama.
—No, no lo hicimos. No ocurrió nada —dije,
al tiempo que negaba con la cabeza.
Se encogió avergonzado, ya que debía de
estar recordándolo.
—Empañaste los cristales de Gastón, te saqué
de su coche y luego intenté… —dijo, agitando la cabeza. Se volvió hacia la
puerta y agarró el pomo con los nudillos blancos—. Estás haciendo que me convierta
en un psicópata, Paloma —gruñó por encima de mi espalda—. No pienso con
claridad cuando te tengo alrededor.
—¿Así que ahora es culpa mía?
Se volvió. Sus ojos pasaron de mi cara a mi
ropa, a mis piernas, luego a mis pies para volver a mis ojos.
—No sé. Mi memoria está un poco brumosa…,
pero no recuerdo que tú dijeras no.
Me adelanté, preparada para argumentar ese
pequeño hecho irrelevante, pero no pude. Tenía razón.
—¿Qué quieres que te diga, Peter?
Miró la pulsera y luego a mí con ojos
acusadores.
—¿Esperabas que no me acordase?
—¡No! ¡Me fastidiaba que te hubieras
olvidado!
Sostuvo mi mirada con sus ojos marrones.
—¿Por qué?
—¡Porque si yo hubiera…, si hubiéramos…, y
tú no…! ¡No sé por qué! ¡Simplemente estaba cabreada!
Se movió furioso por la habitación y se
detuvo a unos milímetros de mí. Sus manos tocaron cada lado de mi cara, su
aliento era rápido mientras examinaba mi cara.
—¿Qué estamos haciendo, Paloma?
Clavé primero la mirada a la altura del
cinturón, luego empecé a subirla por los músculos y los tatuajes de su estómago
y su pecho, y finalmente la posé en la calidez marrón de sus ojos.
—Dímelo tú.
Continuará...
_______________________
Espero que les guste. Dejen sus lindos comentarios :)
Mi Twitter es: @Casijuegosca sigo a todos los que me siguen
Me llamo Cielo, si quieren llámenme por mi nombre besos a todos!
mas nove
ResponderBorrardile dile dile dile dile dile dile dile dile dile que te gusta... :) holaaa otra vez yooo manitaaaa terminaste tu maraton a mi todavia me faltan 2 capitulos :D ja! me quieres matar y las muchachas me van a odiar porque el maraton termina en lo malo :) jijijijii beso.
ResponderBorrar@AnglesCasi.
que onda? a donde vas? espero que llegues bien :D llega proto besitoo :*
ResponderBorraremmmmm..... no se que decirte asique chauuu nos vemos mañana o cuando escribas ooo cuando leas mi nove ok? ok! jajja me encanta decir eso besitoooo manita blogger.
ResponderBorrar@ANglesCasi - abetterworldlaliter.blogspot.com
Repaso d cuerpos,estos terminan celebrando el cumple ya mismo.
ResponderBorrarQue final por favor! Casi me da algo cuando vi que no se acordaba de nada me muero, y Gaston con esos regalos caritos es raro este chico si si. Quiero mas me dejaste con intriga y ganas de mas me ENCANTA!
ResponderBorrarSe viene beso?? No me dejes asì! Más!!
ResponderBorrarMe muerooooooooooo..aaaaaaaaaaaaaaaaaaaah..quieroooo besooooo..aaaaaa...ayudaa me vuelvoo locaaa..quieroo maaaaaaas...
ResponderBorrar@pl_mialma
Yoooo yooooo quieeeero maßdsssssssssssssss, no soporto a gaston
ResponderBorrar