Capítulo 51: "Defenderte con mi vida"

Novela: "Maravilloso Desastre"
Capítulo 51: "Defenderte con mi vida"

—¿Qué…, qué haces, Benny? —pregunté, poniéndome rígida.

—Mick me ha llamado esta noche. Me ha dicho que tú te haces cargo de su deuda.

—Estoy haciéndole un favor. No te debo ningún dinero —dije duramente, movida por mi instinto de supervivencia.

Benny apoyó sus dos gruesos codos en el escritorio.

—Estoy considerando darle una lección a Mick, y tengo curiosidad por averiguar si de verdad tienes tanta suerte, chica.

Peter se  levantó  de  la  silla  de  un  bote  y  me  arrastró  con  él.  Se  puso  delante  de  mí  mientras retrocedía hacia la puerta.

—Josiah está fuera, joven. ¿Cómo crees exactamente que puedes escapar?

Me  había  equivocado.  Cuando  pensaba  en  intentar  hacer  entrar  en  razón  a  Benny,  debería  haber anticipado la voluntad de Mick de sobrevivir y la decisión de Benny de darle un escarmiento.

—Peter—le avisé, al ver que los matones de Benny se acercaban a nosotros.

Peter me empujó un poco detrás de él y se puso derecho.

—Espero  que  entiendas,  Benny,  que  no  pretendo  faltarte  al  respeto  cuando  deje  inconscientes  a  tus hombres, pero estoy enamorado de esta chica y no puedo permitirte que le hagas daño.

Benny estalló en una sonora carcajada.

—Chico, tengo que concederte que tienes más cojones que nadie que haya cruzado esas puertas. Voy a prepararte para lo que te espera. El tipo bastante grande que tienes a tu derecha es David y, si no puede acabar contigo con los puños, lo hará con la navaja que guarda en su funda. El hombre de tu izquierda es Dane, y es mi mejor luchador. De hecho, mañana tiene una pelea y nunca ha perdido. Espero que no te hagas daño en las manos, Dane. Hay mucho dinero que depende de ti.

Dane sonrió a Peter con una mirada salvaje y divertida.

—Sí, señor.

—¡Benny, no! ¡Puedo conseguirte tu dinero! —grité.

—Oh, no… Esto se pone interesante por momentos —dijo Benny riéndose, mientras se acomodaba en su sillón.

David se abalanzó sobre Peter y me llevé las manos a la boca. Era un hombre fuerte, pero también torpe y lento. Antes de que David pudiera apartarse o coger su navaja, Peter lo dejó fuera de combate de un rodillazo en la cara. Cuando Peter le lanzó un puñetazo, no malgastó el tiempo y le pegó con todas sus fuerzas. Dos puñetazos y un codazo después, David yacía sangrando en el suelo.

Benny echó la cabeza hacia atrás, riéndose histéricamente y golpeando su escritorio como un niño que se deleita viendo los dibujos un sábado por la mañana.

—Bueno, adelante, Dane. No te habrá asustado, ¿no?

Dane se acercó a Peter con más cuidado, con la atención y la precisión de un luchador profesional. Su puño voló hacia la cara de Peter a una velocidad increíble, pero Peter lo esquivó, al tiempo que embestía  con  el  hombro  a  Dane  con  todas  sus  fuerzas.  Se  cayeron  sobre  el  escritorio  de  Benny,  y entonces Dane cogió a Peter con ambos brazos y lo lanzó al suelo. Se debatieron en el suelo durante un momento;  Dane  ganó  ventaja  y  consiguió  asestar  unos  cuantos  puñetazos  a Peter mientras  lo  tenía atrapado en el suelo. Me tapé la cara, incapaz de mirar. Oí un grito de dolor y, cuando volví a mirar, vi a Peter a horcajadas encima de Dane, agarrándolo por  el  pelo  desgreñado,  asestándole  puñetazo  tras  puñetazo  en  un  lado  de  la  cabeza.  La  cara  de  Dane golpeaba  la  parte  delantera  del  escritorio  de  Benny  cada  vez,  hasta  que  cayó  al  suelo,  desorientado  y sangrando.

Peter lo observó durante un momento y volvió al ataque, gruñendo con cada embestida y usando toda su fuerza. Dane lo esquivó una vez y estrelló los nudillos en la mandíbula de Peter.

Peter sonrió y levantó un dedo.

—Ese es el último que vas a dar.

No podía creer lo que oía. Peter había dejado que el matón de Benny le diera. Estaba disfrutando. Nunca había visto a Peter luchar sin restricciones; daba un poco de miedo verle dar rienda suelta a toda su  capacidad  sobre  aquellos  asesinos  entrenados  y  comprender  que  llevaba  las  de  ganas.  Hasta  ese momento, simplemente no me había dado cuenta de qué era capaz de hacer.

Con la perturbadora risa de Benny de fondo, Peter remató la faena clavándole el codo en plena cara y dejándolo inconsciente antes de que cayera al suelo. Observé cómo su cuerpo rebotaba una vez sobre la alfombra de importación de Benny.

—¡Sorprendente, muchacho! ¡Simplemente increíble! —dijo Benny, mientras aplaudía encantado.

Peter me empujó detrás de él, mientras Josiah ocupaba el umbral con su enorme cuerpo.

—¿Quiere que me ocupe de esto, señor?

—¡No! No, no… —dijo Benny, todavía aturdido por la actuación improvisada—. ¿Cómo te llamas?

Peter todavía respiraba agitadamente.

—Peter Lanzani —dijo él, limpiándose la sangre de Dane y David en los tejanos.

—Peter Lanzani, me parece que puedes ayudar a tu novia a salir de esta.

—¿Cómo? —resopló Peter.

—Se suponía que Dane iba a pelear mañana por la noche. Tenía un montón de dinero que dependía de él, y me parece que Dane no estará en forma para ganar ninguna pelea durante algún tiempo. Te ofrezco la posibilidad de ocupar su lugar, hazme ganar una pasta y perdonaré los cinco mil que faltan de la deuda de Mick.

Peter se volvió hacia mí.

—¿Paloma?

—¿Estás bien? —pregunté, mientras le limpiaba la sangre de la cara.

Me mordí el labio, torciendo el gesto con una mezcla de miedo y alivio.

Peter sonrió.

—No es mi sangre, nena. No llores.

Benny se puso de pie.

—Soy un hombre ocupado. ¿Pasas o juegas?

—Lo haré —dijo Peter—. Dime cuándo y dónde, y allí estaré.

—Tendrás que pelear contra Brock McMann. No es ningún principiante. Lo vetaron en la UFC el año pasado.

Peter no se inmutó.

—Dime solo dónde tengo que estar.

La sonrisa de tiburón propia de Benny se extendió en su cara.

—Me gustas, Peter. Creo que seremos buenos amigos.

—Lo dudo mucho —dijo Peter.

Me abrió la puerta y mantuvo una postura protectora hasta que llegamos a la puerta delantera.

—¡Cielo santo! —gritó Cande al ver las salpicaduras de sangre que cubrían la ropa de Peter.

—¿Estáis bien, chicos?

Ella me cogió de los hombros y me escrutó la cara.

—Estoy bien. Solo otro día duro en la oficina. Para los dos —dije, secándome los ojos.

Peter me cogió de la mano y corrimos al hotel con Agus y Cande siguiéndonos de cerca. No mucha  gente  se  fijó  en  la  apariencia  de Peter.  Estaba  cubierto  de  sangre,  pero  solo  algunos  visitantes parecían darse cuenta.

—¿Qué demonios ha pasado ahí dentro? —preguntó finalmente Agus.

Peter se quedó en ropa interior y desapareció en el baño. Abrió la ducha y Cande me llevó una caja de pañuelos.

—Estoy bien, Can.

Suspiró y volvió a ofrecerme la caja de pañuelos.

—No, no lo estás.

—Este no es mi primer rodeo con Benny —dije.

Notaba los músculos doloridos por veinticuatro horas de tensión inducida por el estrés.

—Es la primera vez que ves a Peter darle una paliza de muerte a alguien —dijo Agus—. Yo lo vi una vez, y no es agradable.

—¿Qué ha pasado? —insistió Cande.

—Mick llamó a Benny. Me pasó su deuda a mí.

—¡Voy a matarlo! ¡Voy a matar a ese pedazo de hijo de puta! —gritó Cande.

—No pensaba hacerme responsable, pero quería dar una lección a Mick por enviar a su hija a pagar su deuda. Lanzó a dos de sus malditos perros contra nosotros y Peter se deshizo de ellos. De los dos. En menos de cinco minutos.

—¿Y Benny dejó que os fuerais? —preguntó Cande.

Peter salió  del  baño  con  una  toalla  alrededor  de  la  cintura;  la  única  prueba  de  su  pelea  era  una pequeña marca roja en la mejilla, debajo del ojo derecho.

—Uno de los tíos a los que dejé inconscientes tenía una pelea mañana por la noche. Lo sustituiré y, a cambio, Benny perdonará a Mick los cinco mil que le debe todavía.

Cande se puso de pie.

—¡Esto es ridículo! ¿Por qué estamos ayudando a Mick, Lali? Te ha echado a los leones. ¡Voy a matarlo!

—No, si yo lo mato primero —soltó Peter entre dientes.

—Ponte a la cola —dije.

—Entonces, ¿vas a pelear mañana? —preguntó Agus.

—En un sitio llamado Zero’s. A las seis en punto. Contra Brock McMann, Agus.

Agus sacudió la cabeza.

—Ni de coña. Joder, ni de coña, Peter. ¡Ese tío está loco!

—Sí  —dijo Peter—,  pero  él  no  va  a  pelear  por  su  chica,  ¿verdad?  —Peter me  meció  entre  sus brazos y me besó en la coronilla—. ¿Estás bien, Paloma?

—Esto está mal. Está mal por muchísimos motivos. No sé por cuál empezar.

—¿No  me  has  visto  esta  noche?  Estaré  bien.  Ya  he  visto  luchar  a  Brock  antes.  Es  duro,  pero  no invencible.

—No quiero que hagas esto, Peter.

—Bueno, yo tampoco quiero que vayas a cenar con tu exnovio mañana por la noche. Supongo que los dos tendremos que pasar por el aro para salvar al inútil de tu padre.

Lo había visto antes. Las Vegas cambiaba a la gente: creaba monstruos y destrozaba a los hombres. Era fácil dejar que las luces y los sueños robados se mezclaran con tu sangre. Había visto la mirada llena de energía e invencible de Peter muchas veces mientras crecía, y la única cura era un avión de vuelta a casa.

Jesse frunció el entrecejo cuando volví a mirar el reloj.

—¿Tienes que estar en algún otro sitio, Cookie? —preguntó Jesse.

—Por favor, deja de llamarme así, Jesse. Lo detesto.

—Yo también detesté que te fueras. Pero eso no te lo impidió.

—Esta conversación está más que agotada. Cenemos y ya está, ¿vale?

—Vale,  hablemos  de  tu  nuevo  novio.  ¿Cómo  se  llama?  ¿Peter?  —Asentí—.  ¿Qué  haces  con  ese psicópata tatuado? Parece que lo hayan echado de la familia Manson.

—Sé bueno, Jesse, o me largo de aquí.

—No  me  hago  a  la  idea  de  lo  mucho  que  has  cambiado.  No  puedo  creerme  que  estés  aquí  sentada delante de mí.

Puse los ojos en blanco.

—Pues ya va siendo hora.

—Ahí está —dijo Jesse—, la chica que recuerdo.

Consulté la hora en mi reloj.

—La pelea de Peter es dentro de veinticinco minutos. Será mejor que me vaya.

—Todavía tienen que traernos el postre.

—No puedo, Jess. No quiero que se preocupe por si voy a aparecer. Es importante.

Dejó caer los hombros.

—Lo sé. Añoro los días en los que yo era importante.

Apoyé mi mano sobre la suya.

—Éramos solo unos niños. Ha pasado toda una vida.

—¿Cuándo crecimos? Tu presencia aquí es una señal, Lali. Pensaba que no volvería a verte y ahora te tengo sentada aquí delante. Quédate conmigo.

Lentamente,  dije  que  no  con  la  cabeza,  vacilante,  porque  sabía  que  iba  a  herir  a  mi  amigo  más antiguo.

—Lo amo, Jess.

Su decepción oscureció la ligera sonrisa de su cara.

—Entonces será mejor que te vayas.

Lo besé en la mejilla y salí volando del restaurante a coger un taxi.

—¿Adónde vamos? —preguntó el conductor.

—A Zero’s.

El conductor se volvió para mirarme y me echó un buen vistazo.

—¿Está segura?

—Desde luego. ¡Vamos! —dije, lanzando dinero sobre el asiento.  

Continuará...

_______________________

Espero que les guste. Dejen sus lindos comentarios :)

Mi Twitter es: @Casijuegosca sigo a todos los que me siguen

Me llamo Cielo, si quieren llámenme por mi nombre besos a todos!

AVISO: siempre me tome el tiempo justo para hacer las fotos porque amo tomarme tiempo en eso :D pero estoy en epoca de muchas muchas pruebas ya entregaron la libreta y tengo muy buenas notas :D y debo mantenerlas asi que no tengo demasiado tiempo para realizar las fotos y no me queda otra que hacer los gifs en paginas :/ disculpen chicas saben que las quiero a todas igual aunque demore mas en subir, no poner fotos con amor y demore mas en pasarme por sus blogs SIEMPRE PASO :D no se libran facilmente de mi besos a todas :D
CIELO