Novelita Laliter

Novelita Laliter
Leean y Comenten :)

lunes, 28 de octubre de 2013

Capítulo 72: "Todos bien"


Novela: "Maravilloso Desastre"
Capítulo 72: "Todos bien"
El teléfono empezó a sonar y un nombre sustituyó a los números de la pantalla; a Peter se le abrieron los ojos de par en par cuando lo leyó.
—¿Trent?
Una carcajada se escapó de sus labios con la sorpresa, y me miró con una sonrisa de oreja a oreja.
—¡Es Trent! —dije ahogando un grito y apretándole la mano mientras él hablaba.
—¿Dónde estás? ¿Cómo que estás en Morgan? ¡Estaré ahí en un minuto, no des ni un puñetero paso!
Salí disparada hacia delante, esforzándome por seguir el ritmo de Peter, que corría a toda velocidad por  el  campus,  arrastrándome detrás  de  él. Cuando llegamos  a  Morgan,  mis  pulmones pedían aire a gritos. Trent bajó corriendo las escaleras y se abalanzó sobre nosotros dos.
—¡Maldita sea, hermano! ¡Pensaba que te habías achicharrado! —dijo Trent, abrazándonos tan fuerte que no me dejaba respirar.
—¡Serás capullo!—gritó Peter, empujando a su hermano—. ¡Pensaba que estabas muerto, joder! ¡He estado esperando a que los bomberos sacaran tu cadáver carbonizado de Keaton!
Peter miró a Trent con el ceño fruncido durante un momento y después volvió a tirar de él para darle un abrazo. Liberó un brazo y empezó a moverlo a su alrededor hasta que notó mi camiseta y tiró de mí para abrazarme también. Tras unos minutos, Peter soltó a Trent, pero me mantuvo a su lado.
Trent me miró con un gesto de disculpa.
—Lo siento mucho, Lali, me entró el pánico.
Sacudí la cabeza.
—Solo me alegro de que estés bien.
—¿Yo? Si Peter llega a verme saliendo de ese edificio sin ti, más me habría valido estar muerto. Intenté dar contigo después de que salieras corriendo, pero entonces me perdí y tuve que buscar otro camino. Me paseé por el edificio en busca de otra ventana hasta que me tropecé con unos policías y me obligaron a irme. ¡He estado acojonado todo este tiempo! —dijo él, mientras se pasaba la mano por su pelo corto.
Peter me secó las mejillas con los pulgares y se levantó la camiseta para limpiarse el hollín de la cara.
—Larguémonos de aquí. Todo este sitio se llenará enseguida de policías.
Después  de  abrazar  a  su  hermano  una  vez  más,  fuimos  hasta  el  Honda  de Cande.  Peter me  vio abrocharme el cinturón de seguridad y, cuando tosí, frunció el ceño.
—Tal vez debería llevarte al hospital para que te vean.
—Estoy bien —dije entrelazando mis dedos con los suyos.
Bajé la mirada y vi que tenía un profundo corte en los nudillos.
—¿Eso te lo has hecho en la pelea o con la ventana?
—Con la ventana —respondió él, mirando con gesto de preocupación mis uñas llenas de sangre.—Me has salvado la vida, ¿sabes?
Juntó las cejas.
—No podía irme sin ti.
—Sabía que vendrías —dije, apretando sus dedos entre los míos.
Fuimos cogidos de la mano hasta que llegamos al apartamento. No habría sabido decir de quién era la sangre cuando me limpié las manchas rojas y la ceniza en la ducha. Cuando me derrumbé sobre la cama de Peter, aún podía oler el hedor a humo y piel quemada.

—Toma —me dijo, entregándome un vaso lleno de líquido ámbar—. Te ayudará a relajarte.
—No estoy cansada.
Volvió  a  ofrecerme  el  vaso.  Tenía  los  ojos  cansados,  inyectados  en  sangre  y  apenas  podía mantenerlos abiertos.
—Intenta descansar un poco, Paloma.
—Casi tengo miedo de cerrar los ojos —dije, antes de coger el vaso y tragar el líquido.
Le  devolví  el  vaso  a Peter;  lo  dejó  en  la  mesita  de  noche  y  se  sentó  a  mi  lado.  Permanecimos  en silencio,  dejando  pasar  las  horas.  Cerré  los  ojos  con  fuerza  cuando  los  recuerdos  de  los  gritos aterrorizados de quienes estaban atrapados en el sótano llenaron mi cabeza. No tenía ni idea de cuánto tardaría en olvidarlo o de si podría hacerlo algún día.
La cálida mano de Peter sobre mi rodilla me sacó de mi pesadilla consciente.
—Ha muerto mucha gente.
—Lo sé.
—Hasta mañana no sabremos exactamente cuántas víctimas ha habido.
—Trent  y  yo  pasamos  junto  a  un  grupo  de  chicos  mientras  buscábamos  la  salida.  Me  pregunto  si consiguieron salir. Parecían tan asustados…
Noté que se me llenaban los ojos de lágrimas, pero, antes de que llegaran a mis mejillas, Peter me rodeó  con  sus  fuertes  brazos.  Inmediatamente  me  sentí  protegida  y  me  pegué  a  su  piel.  Sentirme  tan  a gusto  en  sus  brazos  antes  me  aterraba,  pero,  en  ese  momento,  daba  gracias  por  poder  estar  a  salvo después  de  experimentar  algo  tan  horrible.  Solo  había  una  razón  por  la  que  pudiera  sentirme  así  con alguien.
Era suya.
Entonces  lo  supe.  Sin  duda  alguna  en  mi  mente,  sin  que  me  importara  lo  que  los  demás  pudieran pensar, y sin miedo a errores o consecuencias, sonreí por las palabras que iba a decir.
—¿Peter? —dije contra su pecho.
—¿Qué pasa, cariño? —me susurró con la boca en mi pelo.
Nuestros teléfonos sonaron al unísono, y yo le entregué el suyo a él, mientras respondía al mío.
—¿Hola? ¿Lali? —chilló Cande.
—Estoy bien, Can. Todos lo estamos.
—¡Acabamos de enterarnos! ¡Sale en todas las noticias!
Oí que, a mi lado, Peter se lo estaba explicando todo a Agus, e intenté tranquilizar a Cande lo mejor que pude. Mientras respondía a sus numerosas preguntas, procuraba mantener la voz tranquila al repasar los momentos más terribles de mi vida; no obstante, me relajé el mismo segundo en que Peter cubrió mi mano con la suya.
Me pareció que estaba contando la historia de otra persona, sentada cómodamente en el apartamento de Peter, a un millón de kilómetros de la pesadilla que podría habernos matado. Cande se echó a llorar cuando acabé, al darse cuenta de lo cerca que habíamos estado de perder la vida.
—Voy a empezar a hacer el equipaje ahora mismo. Estaremos allí a primera hora de la mañana—dijo Cande, sorbiéndose las lágrimas.
—Can, no hace falta que se marchen antes. Estamos bien.
—Tengo que verte. Tengo que abrazarte para saber que estás bien —dijo llorando.
—Estamos bien. Puedes abrazarme el viernes.

Volvió a llorar.          
—Te quiero.
—Yo también a ti. Pásenlo bien.
Peter me miró y apretó con fuerza el teléfono contra su oreja.
—Será mejor que abraces a tu chica, Agus. Parece disgustada. Lo sé, tío…, yo también. Nos vemos pronto.
Colgué  segundos  antes  de  que  lo  hiciera Peter,  y  nos  sentamos  en  silencio  durante  un  momento, asimilando todavía lo que había pasado. Tras unos instantes, Peter volvió a apoyarse en su almohada y, después, me atrajo hacia su pecho.
—¿Está bien Cande? —preguntó, con la mirada clavada en el techo.
—Está disgustada, pero se le pasará.
—Me alegro de que no estuvieran allí.
Apreté los dientes. Ni siquiera se me había ocurrido pensar en qué habría ocurrido si no hubieran estado pasando unos días con  los  padres  de  Agus. A  mi  mente  volvieron  las  caras  de  terror  de  las chicas del sótano, luchando contra los hombres por escapar. Los ojos asustados de Cande sustituyeron a las chicas sin nombre de aquella habitación. Sentí náuseas al pensar en su precioso pelo moreno quemado y junto al resto de cuerpos que yacían en el césped.
—Yo también —dije con un escalofrío.
—Siento todo lo que has tenido que pasar esta noche. No debería crearte más problemas.
—Tú has pasado por lo mismo, Peter.
Se quedó callado unos minutos y, justo cuando abrí la boca para volver a hablar, respiró hondo.
—No me asusto muy a menudo —dijo finalmente—. Me asusté la primera mañana que desperté y no estabas aquí. Me asusté cuando me dejaste después de Las Vegas. Me asusté cuando creía que tendría que decirle a mi padre que Trent había muerto en ese edificio. Sin embargo, cuando te vi al otro lado de las llamas  en  ese  sótano…,  me  aterroricé.  Llegué  hasta  la  puerta,  estaba  a  pocos  metros  de  la  salida  y  no pude irme.
—¿Qué quieres decir? ¿Estás loco? —dije, levantando la cabeza para mirarlo a los ojos.
—Nunca había tenido algo tan claro en mi vida. Me di la vuelta y me abrí paso hasta la habitación en la que estabas y te vi. No me importaba nada más. Ni siquiera sabía si lo lograríamos o no, solo quería estar donde tú estuvieras, sin  importarme las consecuencias. Lo único que temo es una vida sin ti, Paloma.
Me levanté y lo besé con ternura en los labios. Cuando nuestras bocas se separaron, sonreí.
—Entonces no tienes nada que temer. Vamos a estar juntos para siempre.
Él suspiró.
—Volvería a hacerlo todo de nuevo, ¿sabes? No cambiaría ni un segundo si así llegáramos aquí, a este momento.
Sentí que me pesaban los ojos y respiré hondo. Mis pulmones protestaron, todavía irritados por el humo. Tosí un poco y después me relajé cuando noté los labios de Peter contra mi frente. Me pasó la mano por el pelo húmedo y oí los latidos regulares de su corazón en el pecho.
—Es esto —dijo con un suspiro.
—¿El qué?

—El momento. Ya sabes, cuando te observo dormir…, esa paz en tu cara. Es esto. No lo había experimentado desde antes de morir mi madre, pero puedo sentirlo de nuevo. —Volvió a respirar hondo y me acercó más a él—. Supe en cuanto te conocí que había algo en ti que necesitaba. Resulta que no era algo que tuvieras, sino simplemente tú.
Levanté una comisura de la boca, mientras enterraba la cara en su pecho.
—Somos nosotros, Peter. Nada tiene sentido a menos que estemos juntos. ¿Te has dado cuenta?
—¿Que si me he dado cuenta? ¡Llevo diciéndotelo todo el año! —respondió burlón—. Es oficial. Barbies, peleas, rupturas, Gastón, Las Vegas…, incluso fuegos: nuestra relación puede superar cualquier cosa.
Levanté la cabeza una vez más y volví a comprobar la satisfacción de sus ojos cuando me miraba. Era similar a la paz que había visto en su cara después de que perdiera la apuesta para quedarme con él en su apartamento, después de que le dijera que lo amaba por primera vez y la mañana siguiente del baile de San  Valentín. Era similar, pero diferente. En esta ocasión era absoluta, permanente. La esperanza cautelosa había desaparecido de sus ojos, y una confianza incondicional había ocupado su lugar.
La reconocí solo porque sus ojos reflejaban lo que yo sentía.
—Oye… Estaba pensando en Las Vegas —empecé a decir.
Él frunció el ceño, sin saber adónde quería llegar.

Continuará...
_______________________
Espero que les guste. Dejen sus lindos comentarios :)
Mi Twitter es: @Casijuegosca sigo a todos los que me siguen
Me llamo Cielo, si quieren llámenme por mi nombre besos a todos!

MAÑANA ULTIMO CAPITULO Y EL MIERCOLES EPILOGO :D

SIGAN VOTANDO POR PROXIMA NOVELA ACA:
http://casijuegosca.blogspot.com.ar/2013/10/voten-por-la-proxima-novela.html

6 comentarios:

  1. k tiernos!!!,todos estaban preocupados x los demás .Peter volvió x ella.Jajjaja Trent acojonado ,y con ese hermano no es para menos .
    en cuanto a mi petición en el post anterior ,te digo k lo k te pido ,si k lo tienes en amorencopos.blogpot.com

    ResponderBorrar
  2. Hola rococo :D Como esta mi Cielo celeste? xD querida subi mas no ves los reclamos acaso? :D jajaja ya vote -.- puedo votar otra vez :D ok lo haré yeah yeah me voy chau chau tengo que estudiar FUCKING PROFESORA :D es tan bueno putear por aca porque no lo ve me siento dios :D ok chau esa vieja me hace sacar canas de arcoiris en serio pero serio CHAU O ME PEGO UN TIRO CHAU la psicologia mal explicada me llama tu mujer no te olvides de alcanzarme mis hojas de mate que te ayudaron a estudiar eh porque necesito hacer los ultimos ejercicios :) si sos tan amable y los completar por mi no me traigas la hoja jajaja pero sino traela porque no se hace solo viste? CHAU adios fea, yo te quiero tu lo sabes Chaau
    FIRMA R :D xD

    ResponderBorrar
  3. Aaaauuu me muerooo..cm.q el.ultimo cap??nha nha nha nha..no.quiero q se terminee..
    Me hizo emocionar Peter..lo amoo..jeje..ya quiero.mas..
    @pl_mialma

    ResponderBorrar
  4. amo tus novelas me hiciste llorar mucho sigue asi todas tus ideas me gustas pero leer mas historias tuyas

    ResponderBorrar

¿Te gusto? Entonces, comenta pero con respeto!